CAPITULO V.
dete qu0d oceasiones quaerat ad–
versum me.
8
Quod cum aadisset Eliseus
vii: Dei , scidisse videlicet Re–
gem Israel vestimenta sua ,
mi–
sit ad euro , dicens :
~
Quare sci-
9isti vestirneJilta tua ? veniat ad
me , et sciat esse Prophetam in
Israel.
9
Venit ergo Naaman cum
equis et curribus , et stetit ad
ostium domus Elisei:
10
Misitque ad eum Eliseus
nuncium , dicens : Vade , et la–
yare septies in Iordane , et re–
cipiet sanitatem caro tua , atque
mundaberis.
1 1
Iratus Naaman recede–
bat , dicel}S : Putabam quod
egrederetur ad me , et stans in–
vocaret · nomen Domini Dei sui,
et tangeret manu sua locum
~
leprae , et curaret me.
; 12
¿
Numquid non
melio~es
sunt Abana et Pharphar , uvii
Damasci , omnibus aq,uis Israel,
ut laver in eis , ef munder?
C:um ergo vertisset se , et ab–
iret indignaos,
13 Accesserunt ad euro ser–
vi sui , et locuti sunt ei : Pater,
et si rem grandem dixisset tibi
Propheta , certe facere debueras:
¿ quanto magis quia nunc dixit
~ibi
: Lavare , et mundaberis?
•
1
MS.
3· Se achica.
-
2
Inspirado sin duda del Señor qui–
so hacer prueba de la fe de Naamán,
y
que viese al mismo tiempo , lo que toda–
vía él no había visto , ni aun podido ima–
gin~r
, que un Prophetz del verdadero
Dios, a quien ni movía. el resplandor de
las riquezas , ni el fasto de las grandezas
humanas , no reconocía otra cosa grande
noced que anda buscando acha–
ques' contra mí.
8
Lo qual quando oyó el
hombre de·Dios Eliséo, a saber es,
que el Rey de Israél habia rasga–
do sus vestiduras, envióle a decir:
¿Por qué has rasgado tus vesti–
duras? venga a mí , y sepa que
hay Propheta en Israél.
9
Llegó pues Naamán con
sus caballos y .carrfiS, y paróse
a la puerta de la cas:f de Eliséo:
10
Y envióle Elíseo un men–
sagero, diciendo: Ve,
y
lávate
siete veces en el Jordan, y tu car–
ne recobrará la sanidad , y serás
limpio
2
•
JI
Indignado Naamán se re–
tiraba, diciendo: Yo creía que sal–
dría a recibirme, y estando en pie
invocaría el nombre del Señor su
Dios , y tocaría con su mano el
lugar de
la
lepra, y me sanaría.
12
i
Pues qué n@ son mejores
el Abana y el Pharphár
3,
ríos 'de
Damasco , que todas las aguas de
Israél, para lavarme en ellas, y lim–
piarme? Pues como hubiese vuelto
las espaldas, y se retirase enojado,
13 Llegáronse a él sus criados,
ydixéronle: Padre4,aunqueel Pro–
pheta te hubiera mandado una co–
sa difícil, tú en verdad debieras ha–
cerla :
¿
quánto mas ahora que te
ha dicho: Lávate, y serás limpio?
sino al Dios a quien servia ;
.y
mostraba
hacer poco aprecio de aquello de que tan
grande le hacen los hombres ,
y
que ellos
buscan con tanto conato.
·
J
El uno de estos rios pasa por den–
tro de Dama.sco ,
y
el otro por
fuer~.
4
El nombre de
pad~
era entonces
como lo es ahora en el uso comun el de
señor. Genes.
XLV.
8. Supra
1!.
11.