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LIBRO PRIMERO
DE LOS
REYES.
4 C0ngregati ergo universi
maionzs na tu Israel. , venerunt ad
Samuel em in Ramatha,
5
Dixeruntque ei : Ecce tu
senuisti , et filii tui non ambu–
lant in viis tuis : constitue no–
bis Regem ut iudicet nos
",
si–
eut et universae habent natío-
nes.
. 6 Displicuit se11mo in oculis
Samuelis , eo
q~Kisse~a
nobis Regem ut iudicet nos. Et
orav~t
Samuel ad Dominum.
7 Dixit autem Dominus ad
Samutüem : Audi vocem Populi
in omnibus quae loquuntur tibi:
non enim te abiecerunt, sed me,
ne regnem super eos.
8 luxta omnia opera sua
quae fecerunt , a die qua eduxi
eos de AEgypto usque ad diem
• Pretextaron la edad de Samuél
y
:la
mala conduél:a de sus hijos , para apartar
del gobiernp
a
un Anciano tan sabio,
y
a
un
Prnp~e(a
tan santo , a quien por an–
tos
tÍ
tu los estaban obligados. Pero la ver–
dadera razon era la
co~rupcion
de su co–
razon , y la grande propension a contar
solamente con apoyos humanos y sen–
sibles.
• Samuél que se mostró insensible a
la injuria que le hicieron desechándole
a él , manifestó su descontento
y
dolor
luego que oyó que le pedían un Rey que
los juzgase , como lo tenian las otras N a–
-ciones. Veía su ingratitud hácia Dios,
la ceguedad con que ellos mismos se ar–
rojaban al precipicio ,
y
la enorme injuria
que hacían al Señor , pretend iendo apar–
tar de
sí
el gobierno Theocrático que te–
nian ; eximirse de las manos de Dios para
sujetarse y ponerse en las de los hombres.
N o quiere decir esto que el gobierno Mo–
nárquico no sea justo en sí , quando ha
&ido una vez legítimamente establecido.
,_
Aélor.
XIII.
2 1. ...
4 Por lo que sejuntaron
tedo~.
las Anciaoos de Israel,
y
vinie–
ron en busca de Samuéla Ramatha,.
5 Y dixéronle : Bien ves
que tl,Í eres ya de días , y que
tus hijos no siguen tus pisadas:
danos un Rey que nos juzgue,
como lo tienen todas las N acio–
nes
1
•
6 Descontent6 a Samuél este
razonamiento, porque habían di–
cho:DanosunReyque nosjuzg1:1e'".
Y Samuél hizo oracional Señor.
7 Y el Señor dixo a Samuél:
O'•e la voz del Pueblo en todo
loJque te dicen; porque no te han
desechado s a tí , sino a mí , para
que no reyne sobre ellos.
8 Hacen lo que han hecho
siempre conmigo, desde el dia
que los saqué de Egypto hasta
:!?ero este Paeblo se mostr6 injusto ,
y
fué culpable en querer trastornar el 6rden
de Dios ,
y
en pretender que el gobierno
de los hombres pudiera igu alarse y aun
pteferirse al de Dios ":-(}' mas quando estos
tomaban por modelo a N aciones ídolatrast
·
y
corrompidas.
3
MS.
7·
Te aburrieron a d.
Es una
prueba muy clara de la cólera de Dios,
quando concede a los hombres lo que pi–
den contra el órden regular de su provi–
dencia. Hubiera sido una grand e miseri–
cordia suya haber desechado la proposi–
cion de este-Pueblo ,
y
haberle obligado
a permanecer en el estado feliz de que
qu_eria eximirse. Pero habié.ndose hecho
ind igno de esta misericordia , mereció ser
castigado con la misma concesion de lo
que pedia. Esto fué un ensayo de lo que
despues repitió, clamando contra su Dios,
para pedir su muerte y condcnacion :
No
tmemos
R ey
sino
n.
César.
IoANN. xrx.
1
5. Por esto ha vivido dcspues esta Na–
cien sin Rey , sin Dios
y
sin religioll.