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38

LIBRO PRIMERO

DE LOS

REYES.

4 C0ngregati ergo universi

maionzs na tu Israel. , venerunt ad

Samuel em in Ramatha,

5

Dixeruntque ei : Ecce tu

senuisti , et filii tui non ambu–

lant in viis tuis : constitue no–

bis Regem ut iudicet nos

",

si–

eut et universae habent natío-

nes.

. 6 Displicuit se11mo in oculis

Samuelis , eo

q~Kisse~a

nobis Regem ut iudicet nos. Et

orav~t

Samuel ad Dominum.

7 Dixit autem Dominus ad

Samutüem : Audi vocem Populi

in omnibus quae loquuntur tibi:

non enim te abiecerunt, sed me,

ne regnem super eos.

8 luxta omnia opera sua

quae fecerunt , a die qua eduxi

eos de AEgypto usque ad diem

• Pretextaron la edad de Samuél

y

:la

mala conduél:a de sus hijos , para apartar

del gobiernp

a

un Anciano tan sabio,

y

a

un

Prnp~e(a

tan santo , a quien por an–

tos

tu los estaban obligados. Pero la ver–

dadera razon era la

co~rupcion

de su co–

razon , y la grande propension a contar

solamente con apoyos humanos y sen–

sibles.

• Samuél que se mostró insensible a

la injuria que le hicieron desechándole

a él , manifestó su descontento

y

dolor

luego que oyó que le pedían un Rey que

los juzgase , como lo tenian las otras N a–

-ciones. Veía su ingratitud hácia Dios,

la ceguedad con que ellos mismos se ar–

rojaban al precipicio ,

y

la enorme injuria

que hacían al Señor , pretend iendo apar–

tar de

el gobierno Theocrático que te–

nian ; eximirse de las manos de Dios para

sujetarse y ponerse en las de los hombres.

N o quiere decir esto que el gobierno Mo–

nárquico no sea justo en sí , quando ha

&ido una vez legítimamente establecido.

,_

Aélor.

XIII.

2 1. ...

4 Por lo que sejuntaron

tedo~.

las Anciaoos de Israel,

y

vinie–

ron en busca de Samuéla Ramatha,.

5 Y dixéronle : Bien ves

que tl,Í eres ya de días , y que

tus hijos no siguen tus pisadas:

danos un Rey que nos juzgue,

como lo tienen todas las N acio–

nes

1

6 Descontent6 a Samuél este

razonamiento, porque habían di–

cho:DanosunReyque nosjuzg1:1e'".

Y Samuél hizo oracional Señor.

7 Y el Señor dixo a Samuél:

O'•e la voz del Pueblo en todo

loJque te dicen; porque no te han

desechado s a tí , sino a mí , para

que no reyne sobre ellos.

8 Hacen lo que han hecho

siempre conmigo, desde el dia

que los saqué de Egypto hasta

:!?ero este Paeblo se mostr6 injusto ,

y

fué culpable en querer trastornar el 6rden

de Dios ,

y

en pretender que el gobierno

de los hombres pudiera igu alarse y aun

pteferirse al de Dios ":-(}' mas quando estos

tomaban por modelo a N aciones ídolatrast

·

y

corrompidas.

3

MS.

Te aburrieron a d.

Es una

prueba muy clara de la cólera de Dios,

quando concede a los hombres lo que pi–

den contra el órden regular de su provi–

dencia. Hubiera sido una grand e miseri–

cordia suya haber desechado la proposi–

cion de este-Pueblo ,

y

haberle obligado

a permanecer en el estado feliz de que

qu_eria eximirse. Pero habié.ndose hecho

ind igno de esta misericordia , mereció ser

castigado con la misma concesion de lo

que pedia. Esto fué un ensayo de lo que

despues repitió, clamando contra su Dios,

para pedir su muerte y condcnacion :

No

tmemos

R ey

sino

n.

César.

IoANN. xrx.

1

5. Por esto ha vivido dcspues esta Na–

cien sin Rey , sin Dios

y

sin religioll.