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LIBRO QUARTO DE LOS REYES.

si cut tu ipse, domine, perspicis:

sed aguae pessimae sunt, et ter–

ra sterilis.

20

At ille ait: Afferte mihi

vas novum, et mittite in illud

sal. Quod cum attulissent,

2

r Egressus ad fontem aqua–

rum , misit in illum sal , et ait:

Haec dicit Dominus : Sanavi

aquas has, et non erit ·ultra in

eis

mors

ne~e

sterilitas.

22

Sanjb~e

sunt ergo aquae

usque in Oíem hanc, iuxta ver–

bu m Elisei quod locutus est.

23

Ascendit autem

inde in

Bethel: cumque ascenderet per

víam, puerí parvi egressi sunt

de Civitate, et illudebant ei, di–

centes : Ascende, calve ; ascende,

calve.

24

Qui cum respexisset, vi–

dít eos, et maledixit eis in no–

mine Domini : egressü¡ue sunt

Porque esta agu

que regaba sus

campos los háeia estériles ; y bebida , era

nociva a los hombres

y

a la. bestias.

Jo–

SUB

había pronunciado una terrible maldi–

cion contra esta Ciudad. Dios por medio

de Eliséo levantó este anathéma , endulzó

las aguas, hizo fértiles sus tampiñas,

y

der–

ramó para siempre una bendicion abundan–

te sobre sus vecinos. Esto es imágen del es–

tado de los Gentiles ántes de la Yenida de

Jesu Christo ,

y

despues que oyeron su

doél:rina. S.

AMBROS.

d~

Elis. Serwz. u.

Para que fuese mas patente el pro–

digio. La Iglesia , a imitacion de Eliséo,

emplea tambien la sal en la bendicion del

agua ; y pide al Señor , que por la mezcla

que hace de ella con el agua ,

y

por la iu–

vocacion de su santo nombre , hallén los

fieles en esta agua la salud del alma y del

cuerpo ,

y

un poderoso

y

eficaz socorro

contra los espíritus malignos.

3

MS.

y.

y

FERRAR.

Meleziné.

4

Desde el campo de Jericó ;

y

unos

muchachuelos que no habian llegado ro-

es muy buena, como

tú ,

señor,

bien cO'noces; mas la-s aguas son

muy malas, y la tierra estéril

r.

20

Y él dixo : Traedme un

vaso nuevo, y echad sal en él.

Y habiéndolo traído,

21

Fué él al manantial de las

aguas, y echó la sal en él\ y dixo:

Esto dice el Señor : Sané

3

estas

aguás, y en adelante jamas habrá

en ellas muerte ni esterilidad.

22

Quedaron pues saludab1elJ

las aguas hasta este dia ,

segu~

la

palabra que dixo Eliséo.

23

X

pasó desde allí

4

a Be–

thél : y quando marchaba por el

camino , salieron de la Ciudad.

unos muchachuelos , y le escar–

necían , diciendo: Sube , calvo;.

sube, calvo.

24

Él volviéndose hácia ellos,

vrólos,

y

los maldixo en el nom–

bre del Señor

s

:

y

salieron dos

davía a la pubertad , como de nueve a

diez años , y que podían tener ya sufi–

ciente malicia para pecar.

s Bethél , a '<Jode iba Eli$éo , era

como hemos dicho el centro de la idola–

tría , contra la qua! no cesaban de predi–

car los Prophetas, a quienes este Pueblo

endurecido despreciaba ,

y

trataba de vi–

sionarios e insensatos. Los hijos se ali–

mentaban

y

criaban con esta leche, de Ja

impiedad de los padres : por lo que lue–

go que estos muchachos vieron a Eliséo

comenzaron a

insultarle con insolencia;

y

aun en doél:rina de S.

AGUSTIN

hiciero!l

esto instigados de sus padres: y por esta

razon

el Propheta los maldixo m elnom–

br~

del

s~ñor,

sobre quien recaían esto9 ·

insultos. Su oracion fué oída, y Dios cas–

tigó la impiedad de los padres con la

muerte de los hijos , para que nn golpe

tan improviso ,

y

un espeél:áculo tan ter–

rible imprimiese en ms corazones nn te–

mor saludable de la

justa severidad

d~

Dios , a quien ellos habian abandonado.,