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1

LIBRO QUARTO DE LOS REYES.

ascendit ad

eum :

sedenti–

que in vertice montis, ait: Ho–

rno Dei , Rex praecepit ut de–

scendas.

10

Respondensque Elias, di–

xit quinquagenario: Si horno Dei

sum , descendat ignis de Caelo,

et devoret

te et quinquaginta

tuos.

Descendit itaque ignis de

Caelo , et devoravit eum , et

.

.

~

.

qu1nquagint~qu1

erant cum eo.

11

Rursltinque misit ad eum

Principe~uinquagenarium

al–

terum, et quinquaginta cum eo.

Qui locutus est illi: Horno Dei,

baec dicit Rex: Festina, descende.

12

Respondens

Elias

ait:

Si horno Dei ego sum , deseen–

dar ignis de Caelo , et devoret

te et quinquaginta tuos. Des–

cendit ergo ignis de Caelo , et

devoravit

illum et

quinqua–

ginta eius.

13

lterum mi it Principem

quinquagenarium

tertiurn

, et

quinquagint-a qui erant cum eo,

Qui

c~m

:enisset, curvavit ge–

nua contra Eliam , et precatus

est eum , et ait : Horno De{,

noli despicere animam meam,

• Al Propheta Elías.

El Capitan enviado por el Rey.

3

En tono de amenaza y de mofa ,

CO·

mo quien dice :

T

que te llamas hombre

de Dios , y te precias de tal , baxa de alú

luego , que así lo manda el R ey.

4

MS. 7·

Que adiscas.

·

5

Como si dixera : Si en verdad soy

hombre de Dios, como tú por burla me

llamas , baxe.... Elías abrasado de un sarr–

to zelo por la honra de- Dios , insultado

en su persona , le pide que vengue y

es~

carmiente la insolencia de sus enemigos,

y

en el mismo momento es oido. Los hi–

jos del Zebedéo que hicieron al Señor una

igual demanda, Luc.

Ix.

54... fueron jus-

El qua! subió hácia él: y hallándo–

le' sentado en la cumbre del mon–

te, le

dixo~:

Hombre de Dios

3 ,

el

Rey ha mandado gue desciendas+.

10

Y respondiendo Elías, di–

xo al Capitan de los cincuenta: Si

soy hombre de Dios

s,

descienda

fuego del Cielo , y consúmate a tí

y a tus cincuer\ta. Descendió pues

fuego delCielo, y consumióle a él,

ya los cincuentaquecon él estaban.

11

Y segunda vez envió otro

Capitan de cincuenta , y sus cin–

cuenta con él. Este le dixo: Hom–

bre de Dios , esto dice el Rey:

Desciende presto.

12

Respondiendo Elías dixo:

Si yo soy hombre·de Dios ,

des~

ciencia f'uego del Cielo, y co.nsú–

mate a tí y a tus cincuenta. Des–

cendió pues fuego del Cielo,

y

consumiole a él y

a

sus cincuen–

ta.

13

Env~ó

tercera vez un ter–

cer Capitan de cincuenta hom–

bres , y los cincuenta que esta–

ban con él. Este habiendo llega-.

do , dobló sus

rodillas delan–

'te de Elías,

rogóle diciendo:

Hombre de Dios, sálvame la vi-

tamente reprehendidos por él mismo ,

ya

porque el zelo que los movla

110

era el de

la justicia , sino el de vengar un.1 ofensa

particular ; ya porque Jesu Christo que

babia baxado de los Cielos por la salud

de los hombres, debia mas bien dar mues–

tras de clemencia

y

de paciencia , que de

justicia y de venganza. Y así añadió in–

mediatamente :

El ldjo del !tombre

110

vi–

no para perder las

dnimM

,

sino paree

salvarlas;

corrigiendo con esta cxpresioll

Jlena de caridad y

ternura el espíritu.

y

caráél:er de la Ley antigua , que era todo

de rigor y de severidad. Fuera de que

Elías obró en esta ocasion por p.uricu–

lar inspiracion y movimiento del Señor.·