1
J
432
LIBRO TERCERO DE LOS REYES.
circiter vi ros, et ait ad eos: ¿lre
debeo
in Ramoth Galaad
ad
bellandum , an quiescere ? Qui
responderunt :
As~ende
, et da–
bit eam
Dominu~
¡n manu Re–
gis.
7
D ixit
autem
Iosaphat:
¿Non est hic Propheta Domi–
ni quispiam , ut
interrogemus
per eum?
8 Et
ai{~
Rex Israel ad Io–
saphat : Rtfi¡ansit vir unus, per
quem po
mus interrogare Do–
minum : sed ego odi eum, quía
non prophetat mihi bonum, sed
malum , Michaeas filius Iemla.
Cui Iosaphat ait: Ne loquaris
ita, Rex.
9 Vocavit ergo Rex Israel
eunuchum quemdam , et dixit
ei : Festina adducere Michaeam
filium Iemla.
10
Re
a¡utem Israel , et Io–
saphat
ex uda edebant unus–
quisque in solio suo, vestiti cul–
tu regio
J
•
n area iuxta ostium
portae __.Samarlae
et universi
prophetae prophetabant in con–
speétu eorum.
II
Fecit quoque sibi Sede–
das filius Chanaana cormia fer·
rea , et ait : Haec dicit Do–
minus : His ventilabis Syriam,
donec deleas eam.
cientos hombres
t
,
y
díxol s:
¿Debo ir a pelear cont ra Ra–
móth de Galaad
, o
cscurme
quieto ? Ellos le respondieron:
Sube , y el Señor la pondrá en
las manos del Rey.
7
Mas Josaphát dixo: ¿No
hay aquí algun Propheta del Se–
ñor , para que le consultemos
por él?
8 Y respondió el Rey de Is–
raél a Josaphát: Un hombre solo
ha quedado, por el
qu~l
podemos
consultar al Señor; pero yo le a–
borrezco , porque nunca me pro–
phetiza cosa buena, sino mala, Mi–
quéas
2
hijo de Jemla. Y Josaphát
le dixo: No hables así, o Rey.
9 Llamó pues el Rey de Is–
raél a un eunuco
, y díxole:
Trae acá presto a Miquéas hi–
jo de Jemla.
ro Y el Rey de Israél, y Josa–
phát Rey de Judá estaban senta–
dos cada uno en su throno, vesti–
dos con insignias Reales , en una
era
3
a la entrada de la puerta de
Samaria , y todos los prophetas
prophetizaba~elante
de ellos.
1 1
Así mismo Sedecias hijo
de Canaaaa se hizo hacer unos
cuernos de hierro, y dixo: Esto
dice el Señor: Con estos aventa–
rás
4
la Syria hasta exterminarla.
t .••••.-..
v-·..._)
1
Estos eran los prophetas del gran
bosque, que Jezabél sustentaba de su me–
~a.
La inclinacion declarada del Rey
y
de
J
ezabél hácia la idolatría aumentaba el
11Úmero de estos. Que fuesen falsos e idó–
latras se infiere de lo que Josaphát dixo
a
Acáb , preguntándole si había allí un Pro–
pheta del Señor , esto es , verdadero , por
quien se le pudiese consultar, v.
7·
• Este es diferente del de Morasthi,
que es el sexto en el número de los Pro–
phetas menores,
y
que vÍTÍÓciento
y
cin·
cuenta años despues en los reynados de
Joathárn , Acáz
y
Ezequías Reyes de
J
u–
dá. Elías, Eliséo y sus discípulos vi1 ian
retirados en el desierto ,
y
por esto dice
que no había quedado sino uno solo en la
tierra.
3
Estaban las eras ordinariamente cer–
ca de las Ciudades , para preservarlas de
las correrías de los enemigos , que so–
lían saquear las mieses , o ponerles fue–
go.
Iudic. xv.
5.
1.
R egrmzx x
111.
1.
4
MS.
J·
y
7·
Comrar.ís.MS. A.
Vt-