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LIBRO TERCERO DE LOS REYES.
eo , invenit eum leo, atque per–
cussit.
·37 Sed et alterum inveniens
virum , dixit ad euro : Percute
me. Qui percussi t euro , et vul–
neravit.
38 Abiit ergo Propheta , et
occurrit Regí in via , et muta–
vit aspersi:one pulveris os et ocu–
los suos.
~l.,
39
Cu~ue
Rex transisset,
clamavit
if¡;
1
Regem, et ait : Ser–
vus tuus egressus est ad prae–
liandum cominus: cumque fugis–
set vir unus , adduxit eum qui–
dam ad me , et ait: Custodi vi–
rum istum: qui si lapsus fuerit,
erit anima tua pro anima eius,
aut ta:ientum argenti appendes.
40 Dum autem ego turbatus
huc
~llucg,ue
me verterem , su–
bita non
~omparuit.
Et ait Rex
Israel ad eu : Hoc est iudieium
tuum , quod i.pse ecrevisti.
41 At ille statim abstersit
¡iulverem de faeie sua, et cog–
novit eum Rex Israel quod_ es–
set de Prophetis.
42 Qui ait ad eum Haec
1
Por su desobediencia. Porque sa–
b ia que el que se lo mandaba era un Pro–
pheta del Señor ,
y
no tenia motivo de
dudar que esto era por órden del mismo
Señor. Se ha de obedecer
a
Dios en to–
do , como a dueño que es de la muerte
y
de la vida , al modo que le obedeció
Abraham , mostrándose pronto a sacrifi–
carle su l1ijo.
• Ya dexamos dicho en otro lugar que
los Prophetas con acciones exteriores so–
lían representar los sucesos que anuncia–
ban. Esto que hizo este Propheta, que
se cree haber sido Miquéas , era un sym–
bolo o representacion de las desgracias
que vendri.m sobre Acáb , por haber de–
:~ado
con vida
;¡
B~nadád
Rey de Syria.
Y
habi ~ndose
apartado un poco de
él, salióle un leon, y le mató'.
37 Y habiendo despues en–
contrado a otro hombre, díxole:
Hiéreme. El qualle dió un golpe,
y le hirió.
38 Fuése pues el Propheta ,
y
salió al encuentro del Rey en el ca–
mino, y disfrazóse
2
echando pol–
vo
3
sobre su cara y sobre sus
ojo~
· 39 Y luego que el Rey hobo
pasado, gritó al Rey, y dixo : Tu
siervo salió para hallarse en la re–
friega; y habiendo huido un hom–
bre,otro me lo traxo, ydixo: Guár–
dame a este hombre; el qual si se
escapare, tu vida . responderá por
la suya, o me pagarás un tqlento
de plata.
40 Y como yo turbado me vol–
viese a un lado y a otro, se me hu–
yó de repente, Y el Rey de lsraél
le dixo: Esta es tu sentencia
4 ,
lo
qpe tú mlsmo has pronunciado.
4'1 Él entóoces limpióse el
polvo de su cara , y conoció el
Rey de Israél que era uno de los
Prophetas.
42 Y él
l~ixo:
Esto dice el
Se disfrazó echándose sobre la cara
pol–
vo
,
o un
velo
se¡(un trasladan los
1.
x x.
y
el Caldéo la voz
")!'~
aphér
;
y
esto lo hi–
zo el Propheta para proponer la pará–
bola ántes de ser conocido.
3
MS. A.
Y empolvoróse aiJte la bo–
ca
y
los oJos.
4
Como si dixera : ¿Por qué me
pre–
guntas la pena que mereces , si tú mismo
te has sentenciado
?
El Propheta para ha–
cer conocer a Acáb su
pcc~do
uso del mis–
mo artificio que N atbán habia usado con
David, para darle en rostro con
~u
adulte–
rio
y
con la muerte de Urías ; y 'lo mismo .
hizo la muger de Thecua , instruida por
Joáb, con el mismo David, para que hi<–
ciese volver a Absalóm. Tunan.
Q.
LXV.