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1

LIBRO TERCERO DE LOS REYES.

10

At ille respondit: Zelo ze–

latus sum pro Domino Deo exer–

cituum, quia dereliquerunt pa–

él:um tuum filii Israel: Altaria

tua destruxerunt, Prophetas tuos

occideru nt gladio, dereliél:us sum

ego solus, et quaerunt animam

meam ut auferant eam.

1

r Et ait ei: Egredere, et

sta in

m~n

.e coram Domino: et

ecce Do

.:J us transit, et spiri–

tus grand

et fortis subvertens

montes ,Cét conterens (Aetras an–

te Dominum : non in spiritu Do–

minus, et post spiritum commo–

tio: non in commotione Domi–

nus,

12

Et post commotionem ig–

nis: non in igne Dominus, et

post

ignem

sibilus

aurae

te–

nuis.

13

cu

operuit vu u

su

pallio, et

egressus stetit in ostio spelun–

. cae, et ecce vox ·ad eum

1

di–

cens : ¿Quid hic agis , Elia? Et

ille respondit:

14 Zelo zelatus sum pro Do–

mino Tieo exercituum : quía de–

reliquerunt paél:um tuum

a

filii Is-

'

E stas palabras :

Et

uce Domi11Íts

trmzsit.

...

pueden tomarse como dichas

por el Señor , hablando de sí mismo ; o

mas bien , como palabras del Historiador

sagrado , que refiere las señales o prodi–

gios que precedieron a la presencia del Se–

ñor que se mostró

a

Elías. El sentido es

este : H abiendo de pasar el Señor delante

de Elías, que le queria mostrar como de

p aso

w

presencia , precedieron estas ter·

ribles señales para infundirle la reveren–

cia debida a la Suprema Magestad: prime–

ramente un viento muy impetuoso, que

parecia poder

trastornar los ml!ntes

1

y

n R ommz.

XI.

10

Y él respondió: Yo me

abraso de zelo por el Señor Dios

de los exércitos, porque han aban–

donado tu alianza los hijos deIs–

raél: derribaron tus Altares, y pa–

saron a cuchillo a tus Prophetas:

yo he quedado solo ,

y

me bus–

can para quitarme la vida.

1 1

Y díxole: Sal fuera,

y

pon–

te sobre el monte dela11te del Se–

ñor:

y

he aquí que pasa el Seño r •,

y delante del Señor un viento im–

petuoso y recio , que

trastorna

los montes, y quebranta las pie–

dras: el Señor no está en el vien–

to,

y

tras el viento un terremoto:

el Señor no está en el terremoto,

12

Y tras el terremoto un

fuego : el Señor no está en el

fuego , y tras el fuego un silbi–

do de un viento suave.

13

Quando oyó Elías esto, cu–

brió su rostro con el manto

2

,

y

habiendo salido paróse a la puer–

ta de la cueva , y he aquí una

voz que le dixo: ¿Qué haces aquí,

Elías? Y él respondió:

14 Me abraso de zelo por el

Señor Dios

los exércitos : por

quanto abandqnaron tu alianza

romper las peñas • despues un estremeci–

miento del monte o terremoto , al qua!

se seguia un gran fuego ; y despues de

todo esto se siguió un silbo de un viento

muy suave

y

apacible-, que significaba la

presencia: de un Dios todo bondad y cle–

mencia , mostrando así que no se descubre

al alma sin la paz del corazon;

y

para ma–

nifestar rambien

a

Elías que el zelo debe

ir unido con

la mansedumbre. Véase

THBODORETO.

• MS.

3· Con el a/farrsme.

Por res–

peto al Señor. Lo mismo hizo Moysés

en iguales

circunstam;i~s. Ex~d.

111.

6.