LIBRO TERCERO DE LOS REYES.
locum quem ego ignoro : et in–
gressus nunciabo Achab , et non
inveniens te, interficiet me: ser–
vus autem tuus timet Dominum
ab infantia sua.
13
¿Numquid non indicatum
est tibi, domino meo, quid fece–
rim
cum interticeret Iezabel Pro–
phetas Domini , quod absconde–
rim de
~ro
hetis Domini cen–
tum viros, .. \ünquagenos et quin–
quagenos ·
speluncis , et pave–
rim eos
ane et aqua?
14
¿Et nunc tu dicis: Vade,
et die domino tuo: Adest Elias:
ut in terficiat me?
rs
Et dixit Elias: Vivit Do–
minus exercituum , ante cuius
vultum sto, quía hodie appare-
bo ei.
·
r6 Abiit ergo Abdias in oc–
cursum Achab, et ipdicavit ei: ve–
nitque Achab in occursum Eliae.
I1
Et cum vidis et eum
ait:
¿
Tune es
ill
qui
cont rbas
Israel?
r8 Er:-í e
it: Non ego tur–
bavi Israel , sed tu
et domus
patris tui , qui dereliquistis roan–
data Domini , et secuti estis
Baallm.
1
Porque creerá que yo le he enga–
ñado , o que sabia donde estabas,
y
no
se Jo he querido descubrir. Mas vuestro
siervo , añade el Mayordomo , no merece
que vos le emregueis al furor de Acáb,
porque reme a Dios desde su infancia.
• MS.
A. Y los toue ascusos.
3
A
Acáb.
4
A
este modo los Gentiles acusaron
despues a los Christianos de ser la
cau~a
de los trabajos que afiigian al Pueblo Ro–
mano. Y aun entre los mismos Chrisria–
nos los mas santos Ministros del Señor
y
los mas sometidos a las potestades secu-
ñor te trasportará a un lugar que
yo
no sepa:
y
entrando yo a dar
el aviso a Acáb,
y
no hall ándote,
me hará morir': mas tu siervo te–
me al Señor desde su niñez.
13
¿No te ha sido dicho, se–
ñor mio, lo que hice quando Ieza–
bél hacia morir a los Prophetas del
Señor, que escond1
2
en cavernas
cien hombres de los Prophetas del
Señor, cincuenta en una ,
y
cin–
cuenta en otra,
y
los alimenté
con pan y agua?
14
¿Y ahora dices
tú:
Ve, y
dí a tu señor : Aquí está Elías:
para que me haga morir?
'•
15
Y
dixo Elías: Vive el Se–
ñor Dios de los ejcércitos, en cu–
ya presencia estoy, que hoy me
he de presenta r a él3.
r6 Partió pues Abd las a en-'
con~rar
a Acáb, y dióle el avi o:
y vino Acáb al encuentro de Ellas.
17 Y luego que le vió, le di–
xo: ¿No eres tú el que tienes al–
borotado
4
a Israél?
r8
Y
él respondió: No he al–
borotado yo a Israél, sino ní y la
casa de tu p
re, que habeis de–
xado los mandamientos del Señor,
y
habeis seguido a Baals.
lares han sido freqüentcmente tratados a
exemplo de Jesu Chrisro , de enemigos
del Estado
y
de los Príncipes , porque
se declaraban enemigos del error , del
des6rden
y
de la injusticia. Están llenas
las historias de semejantes
exl.'mplo~.
·
s
Como
si
dixera : Los c¡uc tu rban el
Estado no son los que defienden las
Le–
yes de Dios , sino los que
l.o .
quebrantan;
y
sacudiendo el sua,•e
Y"s'l
do.:! Señor a–
doran ídolos , como lus hecho uí
y
la ca–
sa de ru padre;
y
en castigo de este pe–
cado está cerrado el
iclo. En el IIehréo
esrá en singular :
Has ido Iras de B aal.