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LIBRO TERCERO DE LOS· REYES.
matri suae , et ait illi ,: En vivit
filius tuus.
24
Dixitque mulier ad E–
liam
:
N
une
in
isto cognovi
quoniam vir Dei es tu, et ver–
hum Domini in ore tuo verbum
es
t.
madre , y le dixo: Aquí tienes
vivo a tu hijo.
2-4 Y la muger dixo a Elías:
Ahora reconozco en esto que tú
eres varon de Dios , y que la
palabra del Señor es verdadera
en tu boca.
CAPITULO XVIII.
Elfas se &stra a A cáb. Prueba con un evidente testimonio del Cielo
que el iJios de Israél era el verdadero
,
JI
Baal un falso dios
:
mata
todos los prophetas de
los
ídolos en el arrqyo de
C'isó1~
,
JI
hace
venir una lluvia abur1dat1te.
r
Post dies multos faél:um–
est verbum Domini ad Eliam,
in anno tertio , dicens: Vade, et
ostende t Achab , ut dem plu–
viam supe
aciem ferrae.
2
lvit (!J'go Elias ut osten–
deret se i\chab :
e~at
autem fa–
mes vehemens ·
~amada.
3
Voo
itque i\.cfiab Abdiam
dispensa:torem domus suae: Ab–
dias autem
timebat Dominum
valde.
4 N am cum interficeret Ie–
zabel Prophetas Domini , tulit
ille centum Prophetas , et abs–
condit eos quinquagenos et quia–
quageoos in speluncis , et pavit
eos pane et aqua.
1
Mucho .tiempo despues
habl6 el Señor a Elías , en el ter·
cer año', diciendo: Vé, y mués–
trate a Acáb, para que yo envíe
lluvia sobre la haz de la tierra.
2
Fué pues Elías para mos–
trarse a Acáb : y la hambre era
extrema en Sarnaria
2 •
. 3 Y
llam6 Acáb a Abdías
Mayordomo de su casa : y Ab–
días era mux;
temeroso del Se–
ñor
3 •
4 Porque quando Jezabél ha–
cia quitar la vida a los Prophetas
del Señor, tomó él cien Prophe–
tas, y escondiólos en cuevas , cin–
cuenta en una
4,
y cincuenta en o–
tra,ylosaliment6 con panyagua
5 •
~
1
O despues de la hambre , o que
Elías estaba en Sarephta.
• En todo el Reyno de Israél. Es una
synécdoque.
3
¿Qué fondo de temor
y
de amor de
Dios no necesitaba Abdías para conser–
varse puro en medio de una Corte tan im–
pía
y
corrompida como la de Acáb? Este
exemplo, el de Joseph, Daniél, Mardo–
quéo
y
otros nos hacen conocer que Dios
es poderoso para preservar a los que quie–
re de la infeccion que por la mayor parte
rey na en el bullicio de bs Cortes.
4
FERR.
Cincuenta varones por lapa.
4i
Ninguno está dispensado del zelo
que dehe tener por la' gloria de Dios y de
la religion ; pero la manera de exerci rar
este zelo está reservada para aquellos a
quienes como a Elías encarga el Señor es–
ta mision. Escucliar a Jos Prophetas , no