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C

A P

1 T U LO

X V

11.

gressus es ad me , ut rememo–

rarentur iniquitates meae, et in–

terficeres fili um meum ?·

19

Et

ait ad eam E lías: Da

mihi. fi.lium tuum. Tulitque eum

de sinu ei us, et portavit in coe–

nacu lum ubi

ipse manebar, et.

posuit super leétulum·suum.

20

Et clamavit ad Domi–

num , et d ixit : ¿Domine D eus

meus , eti'!mne viduam

apud

quam ego utcumque sustentar,

afflixisti ut

interficeres

filium

eius?

21

Et expandit se

atq~e

meo–

sus est super puerum tribus vi–

cibus , et clamavit ad Dominum,

et ait : Domine Deus meus , re–

vertatllf , obsecro , anima pueri

huius in víscera eius.

22

Et exaudivit Dominus

vocem Eliae : et reversa est ani–

ma pueri intra eum

1

et revixit.

23

Tulitque Elias pueru

,

et deposuit eum de coenaculo i n

inferiorem domum , et tt:adidit

ser ella tan mala ,

y

por no haber tra–

tado a aquel hombre santo con el res–

peto que debia ,

la castigaba Dios pri–

vándola de su hijo.

Y

así le dice en tono

d e queja:

¿En

qué te he ofcndi"do yo, o

hombre de Dios? P arecía que Dios tenia

o lvidados mis pecados á1ues que rú vinie–

ses a mi cAsa ,

y

ahorA que has enrrado

en ella parece que el Señor Se ha acorda–

do de ellos,

y

para castigarlos me quiere

privar de mi hijo.

El

Señor dispuso esre

contratiempo, no tanro para afligir a lama–

dre, como para glorificar su nombre,

y

~e­

ñalar con ella su misericordia con un nue–

vo milagro , que debía fortificar su

fe ,

y

.darle nuevos motivos de recono¡:iniienro.

' MS. 8.

Por nfrescnr.

• A

su cuerpo. lmágen admirable de

lo que hizo el Verbo Divino para la re–

surreccion espiritual del hombre. Se car–

Tom.lll.

¿has entrado en mi casa para que

se traxesen a cuenta ' mis peca–

dos,

y

me matases mi hijo?

19

Y

Elías le d ixo : Dame

tu hijo.

Y

tomóle de su seno,

y

llevóle a la cámara donde

él

estaba hospedado ,

y

púsole

so~

bre su cama.

20

Y

clamó al

dixo : ¿Señor Dios

a la viuda que me '

mer del modo que

afligido quitando la

hijo?

Señor ,

y

mio , aun

a

de co–

de , has

aa

a

su

2

r Y tendióse

y

midiqse tres

veces sobre el muchacho ,

y

cla–

mó al Señor ,

y

dixo : Señor

Dios mio , vuelva , te ruego,

el ánima de este niño a sus en–

trañas

2

.

~2

Y oyó

el

Señor la voz de

Elías:

y

volví~

el ánima de,l niño

a entrar en él,

y

recobró la vida

3.

23

Y tomó Elías el niño,

y

baxólo de su habi taciorr al quarto

baxo de la casa,

y

entrególo a su

ga de tod as nuestras enfermedades para

curarlas : desciende hasta nuestra baxeza

para ensalzarla : inclina su

m ~gesrad

há–

cia nuestra nada para repararla : se ano–

nada para proporcionar su grandeza

a

nuestra pequeñez : se extiende sobre ro–

da nuestra naturaleza parA renovarla rod a

enrera : imprime sus miembros vivifican–

tes sobre los nuestros par.t comunicJrlcs

su calor, su espíritu

y

su fuerza .

De

esrc

abatimiento y de esta éariclad ran incom–

prehen sible, acompañ.tda de los ruegos,

de los gritos

y

de las

lágrim~s

de un hom–

bre Dios , dependía el que nosotros vol–

l'Íésemos a la vida. Véase

SAN AGUST I N

Serm. eJ. de Temp.

3

Y

así es indubitable que hahLt muer–

to :

y

sirve rambien este mismo lugar

y

hecho milagroso para probar la espiri–

tualidad e inmortalidad del alma humana.

Eee2