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LI.BRO TERCERO DE LOS REYES.

nericium panem parvulum , et

affer ad me : tibi autem et filio

tuo facies postea.

14

Haec autem dicit Domi–

nus Deus Israel: Hydria farinae

non deficiet , nec lecythus olei

minuetur usque ad diem in qua

Dominus daturus est pluviam su–

per faciem terrae.

15

Quae abiit, et fecit iuxta

verbum Elj¿e : et comedit ipse

et illa

et~

Jomus eius : et ex

illa die

¡r-

1

6 H ydria farinae non de–

fecit , et lecythus olei non est

imminutus , iuxta verbum Do–

mini quod locutus fuerat in ma–

nu Eliae.

17 Faél:um est autem post

haec , aegrotavit filius mulieris

matris famili\J.S , et erat languor

fortissimus , ita ut non remane–

ret in eo balitas.

18 Dixi

ergo ad Eliam:

¿Quid mihi et tib¡, vir Dei? ¿in-

1

En

la

Juaéa estaban secos los árbo–

les , y en casa de una viuda Gentil mana–

ban arroyos de aceyte. S.

HrERON.

• Esta muger obedece a Elías sin la

menor repugnancia , y · muestra mayor fe

y docilidad que la que el Propheta había

hallado en Israél. Toma de la poca hari–

na que le babia quedado , y dispone pan

p ara llevarlo a Elías, án tes de acudir a su

propia necesidad y a la de su hijo. Es

cierto que le babia hecho una promesa

ventajosa ; pero era necesario que sobre

la palabra de un hombre a quien no co–

nocía , creyese lo que no veía , esperase

un prodigio , y que esperándolo se priva–

se de lo presente y visible. Pues esto mis–

mo es puntualmente lo que hace ; le da

como la viuda del Evangelio, lo que ella

misma necesitaba para subsistir , sin in–

quietarse de lo por veni r.; o con una en–

tera seguridad de que el Dios de Israé!,

.segun la palabra de su Propheta , le vol-

cido debaxo de rescoldo ,

y

tráe–

melo; que despues lo hará

pa:.

ra

y para tu hijo.

14

Porque esto dice el Señor

Dios de Israél : La harina de la

orza no faltará ' , ni menguará

el aceyte de Ja alcuza hasta el

dia en que el Señor envíe lluvia

sobre la haz de Ja tierra.

15

EJla se fué, e hizo lo que

Elías le dixo

2

:

y comió él

y

ella

y

su casa

3 :

y

desde aquel

dia

1.6 No faltó la harina de la

orza , ni menguó el aceyte de la

alcuza , conforme a la palabra del

Señor que había hablado por bo–

ca de Elias.

17 Y despues de esto acaeci6,

que cayó enfermo el hijo de aque–

lla muger señora de la casa , y Ja

enfermedad era recia , en tal gra–

do que él perdió la respiracion •.

18 Dixo pues ella a Elías: ¿Qué

te he hechos yo, o hombre de Dios?

vería con usura lo que ella le daba de

to-

.

do corazon. En vista de este exemplo,

¿qué responderLl>s los Christianos en el

tribunal de Jesu Christo, si dcspues de

unas promesas tan grandes y ciertas co–

mo las que nos tiene hechas en su Evan–

gelio , nos negamos a alimentarlo en sus

miembros , que son los pobres, aun con

aquello mismo que nos

sobr~?

3

De este modo la gentilidAd llamada

a la fe se sienta a una misma mesa con los

Prophetas;

y

es alimentada de la grosura

del trigo , y de un pan milagroso que no

tiene menoscabo ; y el aceyte de la gra–

cia de J esu Christo no cesa de correr

contíouamente por esta numerosa flmilia.

• MS. 8.

Aueldo.

MS. A.

Que no le

dexaua rrnolgar.

Que le quitó el aliento

o la vida. Algunos trasladan :

Que parecía

que uo podia ya rupirar

;

pero por el

v.

22.

se ve que cfeél:ivamente babia muerto.

5

Se persuadió aqueUa mugcr que por