Table of Contents Table of Contents
Previous Page  409 / 608 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 409 / 608 Next Page
Page Background

CAPITULO

XVII.

401 .

8 Faétus est ergo sermo Do–

mini

ad eum , dicens:

9 Surge , et vade in Sareph·

ta Sidoniorum , et manebis ibi:

praecepi enim ibi mulieri viduae

ut pascat te.

10

Surrexit

a

,

et abiit in Sa–

rephta. Cumque venisset ad por-·

tam Civitatis , apparuit ei mu–

ller vidua colligens ligna , et

vocavit eam , dixitque ei : Da

mihi pauluhtm aquae

i:l

vase

ut blbam.

1

r Cumque illa pergeret ut

afferret , clamavit post tergum

eius , dicens : Affer mihi , obse–

<:ro , et buccellam panis in ma–

nu tua.

• 12

Quae respondit : Vivlt

Dominus Deus tuus, quía non ba–

beo panem , nisi quantum pugil·

lus capere potest farina in by–

dría , et paululum olei 'n leey–

tho : en colligo duo ligna , ut

ingrediar , et faciam illum mihi

et filio m'eo , ut comedamus et

moriamur. ·

13

Ad quam Elias ait : No–

Ji

timere , sed vadP- , et fac sicut

dixisti : verumtamen mihi pri–

mum fac de ipsa farinula subci-

• En S. LucAs

IV. 24.

·y

en los

LXX.

se lee

Sarepta.

La. Vulgata lee aquí

Sarepllta,

y

mas conforme al Hcbréo

Sa–

rephtha.

Era esta una Ciudád de los Si–

dónios , situada en la Phenicia entre Ty–

ro y Sidón sobre el Mediterráneo.

• Esto es , dispondré su corazon para

que así sea. Bien podia Dios hrego que

faltó agua en el arroyo , haber hecho que

traxesen a Elías que beber , así como ha–

.cia que los cuervos le sirviesen. que co–

mer. Pero había en una tierra extraña una

11

Lucae

IV.

26,

Tom.III,

8 Fué pues hecha palabra

del Señor a él , diciendo:

9 Levántate , y vete a Sa–

rephta' de los Sidónios, y allí te

estarás; porque he mandado ?llí a

una muger viuda que te alimente ...

10

Levantóse,

y

fu ése a Sa–

rephta. Y luego que llegó a la

puerta de la Ciudad , halló una

muger viuda que estaba recogien–

do leña

3 ,

y

llamól , y díxole:

Dame en un vaso

poco de

agua para beber.

.

11

Y yendo ella para traér–

sela , le gritó luego que volvió

la espalda , diciendo : Tráeme.

tambien , te ruego , un bocado

de pan en tu mano.

12

Ella respondió: Vive el

Señor Dios tuyo , que no tengo

pan , sino solo un poco de hari–

na

en una orza quanto puede ca–

ber en un puño,

y

un poco cle acey–

te en una al'cuza

4 :

mira, cogiendo

estoy dos palitos para ir

y

co–

cerlo para mí y para mi hijo , y

comérnoslo , y despues morir.

13

Elías le dixo: No temas,

mas vé , y haz como lo has

di–

cho; pero primero hazme de ese

poco de harina un panecillo co-

pobre viuda , que era el ohJeto de sus mi–

sericordias ,

y

a quien quería colm3r de

bienes con la presencia de

E

lías; al tiempo

mismo que en lsraél había un grande nú–

mero de otras viudas IJile dexaba en la in·

digencia. Véase lo que hemos notado Luc.

IV. 2

¡.

sobre esta reflexion que hizo e.l

mismo Jesu Christo hablando en una

Sy–

nagoga de Nazarérh. Esta viuda figuraba

la Iglesia de los Gentiles. S. AuGu sT.

3

MS.

Sorajas de leña.

4

MS. 8.

En una oliera.

Eee