CAPITULO XIII.
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immolabit super te sacerdotes
hará dagollar sobre
t(
los sacerdo-
excelsorum, qui nunc in te thu- tes de Jos altos
1
,
que ahora que-
ra succendunt , et ossa .homi- man sobre tí inciensos , y sobre
tí
num super te incendet.
hará él quemar huesos de hombres.
3 Dedítque in illa die .si-
.'3
YdióenaqueldíaunaseñaF,
gnum, dícens: Hoc erit signum
diciendo: Esta será la señal de que
quod locutus est Dominus: Ec- ha hablado el Señor: Y es que el
ce al tare scindetur , et effunde- altar se va a hendir, y derramár-
tur ciois qul in eo est.
seha Ja ceniza que está sobre él.
4 Cumque audisset Rex ser-
4 Y quando el
~ey
oyó las pa-
monem hominis Dei quem in- labras del hombre Dio que ha-
clamaverat contra altare in Be- bia dicho en alta vo
~ntra
el al-
thel , extendit manum suam de
tar en Bethél,
exten~
su mano
áltari , dicens : Apprehendüe
desde el altar, diciendo: Pren-
eum. Et exaruit manus elus
dedle. Y secósele la mano que ha-
quam ·extenderat contra eum:
bía extendido contra él; y no la
nec valuit retrahere eam ad se.
pudo retirar hácia sí.
5 Altare quoque scisSUII\
5 El altar se hendió tambien,
est , et effusus est cinis de
y derramóse la ceniza del altar
altari iuxta signum quod prae- c,onforme a la señal que el hom-
dixerat vir Dei in se-rmone Do- bre de Dios había anunciado en
mini.
nombre del Señor.
·
6 Et ait Rex ad vlr m Dei:
6 Y dixo el Rey al hombre de
D eprecare faciem Domini Dei Dios: Ruega al Señor Dios tuyo,
tui, et ora pro me , t res'ti-
y
haz oracion por mí
1
para que me
tuatur manus mea rnJ>hi. Ora- sea: restitujdo el uso de mi mano.
vitque vir Dei faeiem Domini,
Y el hombre de Dios hizo oracion
et reversa cst . manus Regís
al Señor,
y
el Rey recobró su ma-
ad eurn , et faél:a st sicut prius
no ,
y
se le tornó tan sana
3
como
fuerat.
habla estado ántes.
7 Locutus est autem Rex ad
7 Y dixo el Rey al hombre
virum Dei : Veni mecum do- de Dios : Ven a comer conmi-
mum ut prandeas , et dábo tibi
go en mi casa ,
y
yo te daré
munera.
regalos.
. 8 RespQnditque vir Dei ad
8 Y respondió al Rey el hom-
~,-...__;
venideros , de que no hay la menor sos–
pecha ni prcvision , y a los que deben
concurrir las voluntades libres de las cria–
turas', habla por inspiracion divina; y por
consiguiente una religion apoyada sobre
semej"ntes prophecías , no puede ser sino
la obra de Dios.
' No los que ent6nces quemaban in–
cienso sobre el altar , sino los que imi–
tando la impiedad de estos Jo quemarán
Tom.lll.
en el reymdo de Josías, que hará tam–
bien desenterrar
y
qucmu sobre el mis–
mo altar los huesos de los que ahora vi–
ven.
IV.
R eg.
XXIII .
16.
• No una
sol~,
sino tres; porque
el
altar se quebr6 ,
y
se derramaron sus ce–
nizas; al Rey se le sec6 la lll<]no ,
y
des–
pues
h
recobró ,
y
us6 de ella como án res.
3
Pero aun con todo esto no volvi6
sobre sí , ni se arrepintió. VéJse el v. 33•
Bbb