CAPITULO
XII:
37S
in
Jerusalem : Ecce • dii tui , Is–
rael' qui te eduxerunt de terra
AEgypti.
29
Posuitque unurn in Bethel,
et alterum in Dan:
30 Et faél:um est
verbum
hoc
in peccatum : ibat enim
Populus ad adorandum vitulum
usque in Dan.
3
r
Et fecit fa na in excelsis,
et • sacerdotes de extremis Po–
pulí , qui non erant de filiis
Levi.
32 Constituitque diem
so–
lemnem in mense oél:avo, quin–
tadecima die mensis , in simili–
tudinem solemnitatis quae ce–
lebrabatur in luda. Et ascendens
altare sirniliter fecit in Bethel,
ut imrnolaret vitulis quos fa–
bricatus
fuerat : constituitque
in Bethel sacerdotes excelsorum
quae feccrat.
33 Et ascendit super altare
quod extruxerat
i,n
Bethe quin–
tadecima
die
rnens's
oél:avi,
quem finxerat de corde suo : et
en adelante subir a Jerusalem: A–
quí tienes , Israél, tus dio es, que
te sacaron de la tierra de
Egy
pto.
29
Y
puso el uno en Bcthél ',
y
el otro en Dan
2
:
30
Y
este hecho fué ocasion
de pecado
3 ;
porque el Pueblo
iba hasta Dan a adorar el be-
cerro.
31 Hizo tambien templos en
los altos ,
y
puso por acerdotes a
los últimos del Pue
4,
que no
eran del linage de Levt..
32 Y estableció un
~a
de fies–
ta en el mes oél:avo, el dia quin–
ce del mes
5 ,
a semejanza de la
solemnidad que se celebraba en
J
udá. Y subiendo al altar
6
hi–
zo lo mismo en Bethél, para ofre–
cer sacrificios a los becerros que
babia fabricado:
y
en Bethél es–
tableció sacerdotes de los altos
que babia hecho.
33 Y subió sobre el altar que
babia erigido en Bethél el día
q ince del mes oél:avo, que por
su capricho distinguió
1
:
e hizo
~,-....._;
• En la una extr
idad del Reyno
hácia el mediodía.
•
En la otra extremidad de sus Esta–
dos hácia el septentrion.
3
Y de aquí tuvo principio. la públi–
ca idolatría de Israél , en la que conti–
nuó
obstinadamen~e
hasta su cautiverio
y
disp<::rsion.
4
Véase el Cap.
xnr.
33·
s A imitacion de la fiesta de los Ta–
bernáculos , que se celebraba en el mes
de Septiembre segun la Ley; pero Je–
roboam la estableció en el mes oél:avó o
de Oél:ubre.
6
Lo que se debe entf!nder a la le–
tra , porque eran muy grandes lo,s que
por enrónces solian levantarse. De este
modo pretendió J eroboam reunir en su
IJ
Exod.
XXXII.
8.
persona las dos supremas autoridades del
Imperio y del Sacerdocio. Pero por esto
mismo incurrió en la indignacion del Cie–
lo , y en el odio de toda la 'Tribu de
J
u–
dá, y aun de muchos de las otras Tribus.
7
Por quanto la fiesta de los T aberná–
culos se celebraba en el precedente Sep-;
tiembre. Desdu este dia en que J ero–
boam
est~bleci6
el culto de los becerros
de oro se deben contar los trescientos y
noventa años de la prevaricacion de I s–
raél , de que se habla en el
Cap.
IV.
5.
de EznQUIEL. Esto fué lo que hizo Je–
roboam , escogido Rey de l sraél por el
mismo Dios ; pero escogido en medio de
su cólera y furor. El Señor despues de
un exemplo tan funesto nos libre de de–
sear ser elevados en autoridad sobre !o'
ú
¡¡,
Paralip.
XI.
x¡.