C A P 1 T U L O V 11'[.
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43 Tu
exaudies in Caelo , in
firmamento habitaculi tui , et fa–
cies omnia pro quibus
invoca–
verit te alienígena : ut discant
universi Populi terrarum nomen
tuum timere , sicut Populus tuus
Israel , et probent quía nomen
tU\lrn invocatum est super do–
muro hanc quam aedificavi.
44
Si egressus fuerit Popu–
lus tuus ad bellurn contra ini–
micos suos per viarn , quocurn–
que miseris eos , orabunt te con–
tra viam Civitatis quam ele–
gisti , et contra domum quam
aedificavi nomini tuo,
45
Et exaudies in Caelo ora–
tiones eorum et preces eorum,
et facies iudicium eorurn.
46
Quod si peccaverint
ti–
bi , non est enirn horno qui non
peccet
a,
et iratus tradideris eos
inimicis suis , et captivi
uél:i
fuerint
in
terram
inirnicoruq:¡
longe vel prope,
47 Et egerint poeni entiam
in
corde suo in loco captivita–
tis , et conve
precati te fue–
rint in captivita
sua , dicen–
tes: Peccavimus, inique egimus,
impie gessimus:
1
D esde la firmeza
y
estabilidad del
Empyrco , que es el lugar de tu ntorada.
• A guerras justas ,
y
que tú les or–
denares segun
tu
providencia.
3
Hácia Jerusalem, que es la Ciudad
que tú elegiste. Los Judíos que estaban
distantes de J erusalem , observaban la re–
ligiosa costumbre de volverse hácia es–
ta Ciudad para hacer su oracion. El Psal–
mista exhorta a los siervos de Dios a que
le bendigan por las noches , levantan–
do las manos hácia el Saoruario.
Psalm.
43
Tú le oirás en el Cielo , eh
el firmamento de tu morada
1
,
y
harás todo lo que te hubiere supli–
cado el extrangero; para que to–
dos los Pueblos de la tierra apren–
dan a temer tu nombre , así co–
mo tu Pueblo de Israél, y experi–
menten que tu nombre ha sido in–
vocado sobre esta casa que edifiqué.
44
Si
saliere tu Pueblo a cam–
paña contra sus
ene~igos
por el
camino , a qualquie?l;;arte que
tú los enviares
2
,
te fiarán ora–
cion de cara al camino de la Ciu–
dad
3
que tú escogiste, y hácia la
casa que he edificado a tu nombre,
45
Y
tú oirás en el Cielo
sus oraciones y sus ruegos , y les
harás juisticia.
46 Y
si pecaren contra tí, pues
no hay hombre que no peque, y
airado los entregares a sus ene–
migos , y fueren llevados cauti–
vos a tierra enemiga Jéjos o cer–
ca,
47 Ehicieren penitenciade co–
raz.onen eilugar de su cautiverio,
y convertidos imploraren tu mise–
ricordia en su cautiverio, diciendo:
Hemos pecado,y obrado malamen–
te1 han sido impías nuestras obras
4:
cxxx11r.
3·
Daniél desterrado en Babyl<r
nia , abria tres veces al dia
l~s
venta–
nas de su quarro ,
y
poniendo sus ro–
dillas en tierra hacia oracioo vuelto
há,..
cia Jerusalem.
Y
por un movimiento
~e
mej~nte
aunque mas
espiritual
y
mas
sublime , los primeros Christianos quan–
do oraban
reriian la costumbre de mt–
rar hácia el oriente , para acorJarsc do
aquel Sol naciente que vino de lo al–
to a visitarnos
y
alumbrarnos.
4
MS. 3·
E r.torcimos e
mma/ecimo~·.
a~
r r. Paralijl.
vI.
36.
Er:c/es.
VI r.
21.
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Ioam1.
r.
8.
Tom.Ul.
Xx