.CAPITULO
III.
filius tuus mortuus est , meus au–
tem vivit. E contrario illa di–
cebat : Mentiris : filius quippe
meus vivit , et filius tuus mor–
tuus est. Atque in hunc modum
contendebant coram Rege.
23
Tune Rex ait : Haec di–
cit
:
Filius meus vivit , et :filius
tuus mortuus est. Et ista respon–
dit : Non, sed filius
tuus mor–
tuus est , meus autem vivit.
24 Dixit ergo Rex : Afferte
mihi gladium. Cumque attulis–
sent gladium coram Rege ,
25 Dividite , inquit , infan–
tem vivum in duas partes , et
date dimidiam partem uni , et
dimidiam partem alteri.
26 Dixit autem mulier, cu–
ius filius erat vivus , ad Regem,
commota sunt quippe víscera
eius super filio suo : Obsecro , do–
mine , date illi infa ntem y ivum,
et nolite interficere eum. E con–
trario illa
diceb~t
: Nec mihi,
nec tibi sit , sed diyiaatur.
27 Respondit Re
, et ait:
Date' huic infantem vivum , et
non occidatur :
h~c
est enim
mater elus.
· 28 Audivlt itaque omnis Is–
rael iudicium quod
iudicasset
Rex , et timuerunt Regem , vi–
dentes sapientiam Dei esse in eo
ad faciend um iudicium.
•
S. AcusTIN en un Sermon que hizo
expresamente sobre esta materia , da dos
sentidos muy diferentes a esta historia
verdadera , y tambien figurativa : el uno
]e aplica a la Synagoga
y
a la I glesia ;
y
el otro a la verdadera
y
falsa justicia.
,
no que tu hijo es el muerto, y
el
vivo
es el mio. Por el con–
trario decía la primera : Mien–
tes: mi hijo es el vivo, y el
tu–
yo es el muerto. Y de este modo
altercaban delante del Rey.
23
Entónces
el
Rey dixo: La
una dice: El vivo es mi hijo, y el
que está muerto es tu hijo. Y la
otra responde: N o , tu hijo es el
muerto , y mio el qu<;.
V·i~e.
24 Y añadió el
!Th~:
Traed–
me una espada. Y habiendo traído
una espada delante del Rey,
25 Dividid, dixo, el niño vi–
vo en dos partes , y dad la una
mitad a la una, y la otra mitad
a la otra.
26 Mas dixo la muger, cuyo
era el .hijo vivo , al Rey ; por–
que se conmovieron sus entrañas
por amor de su hijo : Ruégote,
señor , que le deis a ella el ni–
ñ@ viv o , y no le mateis. Por el
contrario decía la . otra : Ni sea
mio , ni tuyo , sino div,ídase.
127 Respondió el Rey,
y
di–
xo : Dad a esta el niño vivo,
y no se le quite la vida ; por–
que esta es su madre
1 •
•
28 Sonó pues por todo Israél
la sentencia que habia pronuncia–
do el Rey, y concibieron temor "
del Rey, viendo que había en él sa–
biduría deDios para hacer justicia.
• Admirando su grande
y
extraordi–
naria sabiduría , que esto sin duda se ex–
plica en phrase Hebréa , quando se dice
que estaba en Salom6n la sabiduría de
Dios para hacer justicia. Y tambicn que
su sabiduría era enviada de D ios .. .