(\
LI.BRO SEGUNDO DE LOS REYES.
a dextro et a sinistro latere Re–
gis incedebant.
7
Ita autem loquebatur Se–
mei cum malediceret Regí: Egre–
dere , egredere, vir sanguinum, ,
et vir Belial.
8 Reddidit
tibi Dominus
universum
sanguinem
d?mus
Saul; quoniam invasisti Regnum
pro eo , et dedit Dominus re–
gnum in m'tnu Absalom filii tui:
et ecce premunt te mala
,tua,
quoniam vir sanguinum es.
9 Dixit autem Abisai filius
Sarviae Regí: ¿Quare maledicit
canis hic mortuus domino meo
Regí ? vadam , et amputabo ca–
put eius.
10
Et ait Rex: ¿Quid mihi
et vobis est, filii Sarviae? dimit–
tite eum , ut maledicat : Domi–
nus enim praecepit ei ut male–
diceret Dav-i
: ¿ et quis est qui
audeat dicere, qua e sic fecerit?
11
Et ai
Rex Abisai et
universis servís suis : Ecce filius
meus
uí egressu-s
est de ute–
ro meo , quaerít animam meam:
¿ quanto magrs nunc filius Iemi–
ni ? dimittite eum , ut maledi–
cat iuxta praeceptum Domini:
IZ
Si forte respiciat Domi-
• MS.
3· V
asía , vasía ,
ommedel ome–
sío.
Beliál es lo mismo que hombre sin
ley y sin conciencia.
• MS. 8.
Este
C{ln
moridera.
3
¿Qué os mezclais vosotros en esto?
Siempre encuentro en vuestros corazones
d isposiciones contrarias a las mías.
4
Estas palabras no significan que Se–
mei hubiese recibido un mandamiento ex–
preso de Dios de cargar a David de mal–
diciones ; sino que era una secreta dis–
posicioh de la justicia
y
prov idencia di–
vina que le rratase con tanta insolencia,
guerra caminaban al lado dere–
cho y al siniestro del Rey.
7 Y Semei maldiciendo al
Rey , decla así : Sal , sal , hom–
bre sanguinario
1
,
y hombre de
Beliál.
8 El Señor te ha dado ahora
el pago de toda la sangre de la casa
de Saul; porquantole usurpaste el
Reyno, y el Señor Jo ha puesto en
mano de Absalóm tu hijo: y mira
corno te abruman tus males, por–
que eres un hombre sanguinario.
9 Entónces Abisai hijo de
Sarvia dixo al Rey: ¿Por qué
ese perro muerto "- ha de mal–
decir al Rey mi señor? iré,
y
le cortaré la cabeza.
·
10
Y dixo el .Rey : ¿Qué ten–
go yo con vosotros
3 ,
hijos deSar–
via? dexadle maldecir; porque el
Señor le ha ordenado
4
que mal–
di xese a David :
¿y
quién osará
decir , por q é lo ha hecho así?
I
Y dixo el Rey a Abisai
y
a todos sus siervos: Veis que mi
mismo hijo que ha salido de mis
entrañas, aspira a quita rme la vi–
da: ¿quánto vas ahora un hijo de
. Jémini
s?
dexadle que maldiga
conforme a la órden del Señor
6 :
12
Quizá el Señor mirará mi
sirviéndose del ministerio dé su mala vo–
luntad para la exccucion de su decreto.
En una palabra , Dios
p ermitió
a Scmei
que mald ixese a D avid ;
y
ordmó
su pro–
videncia que estas maldiciones aprovecha·
sen para exercitar al penitente
Rey.
Y
D avid instruido en los caminos dd Se–
ñor , no registra en todo lo que le suce–
de sino el órden de su providencia.
s Uno de la T ribu de Benjamín, la
qua! nunca me ha tenido inclinacion.
6
A lo que el Señor tiene d ispuesto,
dirigiéndolo a mi utilidad
y
salud.