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CAPITULO

XIV.

227

13 Dixltque mulier : ¿Quare

cogi tasti huiuscernodi rem con–

tra Populurn Dei , et locutus

est Rex verbum istud , ut pec–

cet

, et non

reducat eieétum

suurn?

14

Ornnes morimur , et qua–

si aquae dilabimur in terram,

quae non revertuntur : nec vult

Deus perire animam •, sed retra–

tl:at cogitans ne penitus pereat

qui abieétus est.

15

N une igitur veni , yt lo–

quar ad dominum meum Regem

verbum hoc praesente Populo.

Et dixit ancilla tua : Loquar ad

Regem, si quo modo faciat Rex

vcrbum ancillae suae.

16 Et audivit Rex , ut libe–

raret ancillam suam de manu

omnium qui volebant de here–

ditatc Dei delere me et filium

meum simul.

17 Dicat ergo ancilla tua, ut

fiat verbum domioi mei Regis

sicut sacrificium.

Sicut enim

Angelus Dei

b

,

sic est dominus

"

• Despnes que esta muger habia em-

peñado al Rey diestra e insensiblemente

hasta obligarle con juramento a cumplir

su

palabra, y que no pud iese revocar la

que babia dado ; dexa ya la parábola ,

y

le declara sin rebozo , que supuesto le

habia acordado con tanta bondad la gra–

ci2 de un culpable a una familia pobre

y

obscura , no podia rehusar a los votos

y

deseos de todo lsraél el regreso de Absa–

lóm su hijo que estaba desterrado.

• MS.

A.

E uos;•mos.

A la letra:

Nos

escurrimos.

Acuérdate , le dice , que la

muerte de Amnón es un mal sin remedio.

Absalóm, ni por su destierro, ni aun por su

muerte podrá hacer que su hermano vuel–

va a vivir. Imita la

ol~mencia

de Dios, el

a Ezech.

XVIII.

32.

(/

XXXI11.

II.

Tom, Ill.

13

Y

dixo la muger : ¿Por

qué has pensado una cosa como es–

ta contra el Pueblo de Dios, y

por qué el Rey ha determinado ,

de hacer este mal , y no recla–

ma ' a su desterrado?

14

Todos morimos, y nos res–

balamos

2

como el agua sobre la

tierra que no se recoge : ni Dios

quiere que perezca un ánima , mas

suspende

el

castigo para que no pe-.

rezca del todo el que fuldesechado.

15

Por esto pues he venido, pa–

ra decir al Rey mi señor estas pa–

labras delante del Pueblo. Y dixo

tu sierva: Hablaré al Rey, para ver

si de algun modo puedo conseguir

la gracia que su sierva le pide.

16 Y el Rey me ha escuchado,

librando a su sierva de la mano de

todos aquellos que querían bor–

rarme de la heredad de Dios a

mí juntamente con mi hijo.

17

Pe~mite

pues decir a tu

sierva, que la palabra del Rey mi

señor se cumpla como un sacrifi–

cio

3 •

Porque el Rey mi señor es

qua! no quiere que una alma perezca, si–

no que dilata

la

execucion de su decreto,

para que el que ba sido desechado no pe–

rezca sin recurso, y para darle tiempo a

que vuelva sobre sí, y se arrepienta.

3

Suponiendo que D avid declarando

en

la

parábola que le habia sido propues–

ta que él seria el proteél:or de su hijo ,

~e

babia empeñado en cierto modo en per–

donar tambien a Absalóm ; desea que esra

gracia que quiere hacerle , no dexe de te–

ner su efcél:o ; así como no puede haber

cosa que impida ofrecer a Dios los sacrifi–

cios que se le hm prometido. Puede ram–

bien explicarse de este otro modo :

La

gracia que me has hecho , sea acepta

a

Dios como un sacrificio de suave olor.

b

r.

R egum

XXIX.

Ffz