CAPITULO XL
2II
tambien Urías Hethéo tu siervo.
U
rías Hethaeus mortuus est.
25
Eé dixit David ad nun–
cium : Haec dices Ioab: Non te
frangat ista res: varius enim even–
tus est belli, nunc hunc ·, et nunc
illum consumit gladius: confor–
ta bellatores tuos adversus Ur–
bem ut destruas eam , et exhor–
tare eos.
26 Audivit autem uxor Uriae
_.. d mortuus esset Udas vir suus,
et planxit euro.
27 Transaél:o
autem
luél:u,
misit David, et intrqduxit eam
in domum suam ; et faél:a est ei
uxor,
peperitqu~
ei filium. Et di–
splicuit verbum hoc, quod fece–
rat David, coram Domino.
1
Es verisímil que lo llorase con sirv–
ceridad de corazon , y que no estuviese
sabedora del modo con que:. David le ba–
bia hecho perecer.
• En
la
I glesia Christiana están anu–
lados semejantes matrimonios.
3
Esta expresion de la Escritura pare–
ce que no corresponde bastantemente a la
enormidad del .pecado de Davrd ; pero
aunque en sí encierra tofto quanro puede
decirse , esto no obstante no nos mueve
tanto como debiá , porque no tenemos si–
no una idea muy imperfeéh
de
Jo que es
25 Y David dixo al mensage–
ro: Dirás esto a Joáb: No pier–
das el ánimo por esto; porque son
varios los acontecimientos de la
guerra, quando a unos,
y
quando
·a otros consume la espada : alien–
ta a tus Soldados ,
y
esfuérzalos
contra la Ciudad para destruirla.
26 Y la muger llie Urías
oyó
que U rías su marido había muer–
to ,
y
le lloró
1 •
27 Y pasado el tiempo del lu–
to, envió David,
y
la hizo traer
a su Palacio ;
y
tomóla por mu–
ger
2
,
y
le parió un !!ijo. Mas lo
que babia hecho David
f~é
des–
agradable a los ojos del Seáor
a,
d~sago·adar
a Dios. N ada le disgusta sino
el pecado , porque todo , a excepcion del
pecado, es obra suya ,
y
no hay ninguna
de sus obras que no sea buena
y
excelen–
te. Aborrece y detesta el pecado , que le
desagrada
y
lo mira con horror, como una
injuria hecha a su Mngesrad : quiere casti–
garlo, y lo castigará si n recurso, si el pe–
cador reconociendo sus culpas no desarma
su justicia por medio de la penitencia ;
y
este
e~
el sentido que se encierra en estas
sencillas palabras:
Esta accion de D avid
ftté desngradable en los ojos del Señor.
C A P 1 T U L O X 1 l.
Por la reprehension del Pt'opheta NatbátJ reconoce David su pecado,
y
el S eñor se lo perdona, pero sujetándole a padecer muchas pe11as t em–
porales. Muere el niño que babia nacido del adulterio. Nace
Salo~1Ó1J
de Bethsabee. Es tomada por fuerza la Ciudad de Raba¡
y
D avid
executa terribles castigos en los Amonitas.
I
Misit ergo Dominus Na-
1
E1
Señor pues_envió' Na-
~.-._;
1
Un año entero pasó por lo ménos
y la visita que de órden de D ios le hizo
tntre el doble pecado que cometió Da'vid,
Nath4n; porque el niño que era el fnuo
Tom.
ill.
Ddrl