C A PI T U L O XI.
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'Vespere, dormivit in strato suo
cum servis doroini sui, et in do–
mum suam non descendit.
14
Faél:um est ergo mane, et
scri psi t David epistolam ·ad Ioab:
misitque per manum Uriae:
15
Scribens in epístola: Po–
nite Uriam ex adverso belli, ubi
fortissimum est praelium : et de–
relinquite euro, ut percussus in–
tereat.
16
Igitur curo Ioab obside–
ret Urbem , posuit U riaro in lo–
co ubi sciebat viros esse fortis–
simos.
17
Egrcssique viri de Civita–
te, bellabant adversum Ioab, et
suaden sin duda que su in
cer beber a U rías hasta el
e
e per–
der la razon , para que de esre m d<:> ol–
vid ado del Arca, del cxército y d
1
jura–
mento que babia hecho , fuese
a
s casa,
durmiese con su muger ,
así
qru
dase
oculto el adulterio.
Urías era uno de los mas valerosos
soldados que el Rey tenia : infra
xx1u.
39·
y sin. duda tendlia lugar entre las
guardias del Rey , y por esto fué a dor–
mir al cuerpo de guardia ; permitiendo
·Dios que fuesen inútiles todos los tñe–
dios
y
trazas de que se valió David
para ocultar su delito.
• Si Jo.;b hubiera concebido y pues–
to en execucion un tal proyeél:o con el·
Jiu de sacar al Rey del apuro en que se
veía¡
detes~aríamos
su malicia , pero no
nos parecería cosa nueva.·¿Pero qué dire–
mos ,
y
qué pensaremos viendo que es el
mismo David el que lo manda ? ¿el que
diél:a
el
modo de hacer perecer a un ino–
cente , a un Oficial de méritq , a un vasa–
llo fiel y lleno de zelo, cuya vida es muy
prC'ciosa al Estado? ¿que da una órden tatl
cruel ,
no a1·rebatadc;> de ira, sinp a san–
gre fria ,
y
eon toda deliberacion ? ¿que
cuenta como cosa de poquísimo momen–
to el hacer que perezcan con él tantos
hombres valerosos , solamente por eucu-
Tom. III.
che, odurmió en su éama con l'Os
siervos de su señor ,
y
no fué a
su casa'.
14
Y llegada la mañana es–
cribió David una carta a Joáb;
y
se la envió por mano de Urías:
15
Iba escrito en la carta: Po–
ned a U rías a la frente de un bata•
11on , en donde €Sté lo mas recio
del combate;
y
ab"'1donadle, pa–
ra que herido perezca
2 ,
16
Joáb pues teniendo sitiada
la Ciudad, puso a U rías en un lu–
gar donde sabia que estaban los
hombres mas esforzados •.
17
Y habiendo hecho una sa–
lida
los
de la Ciudad, cargaron so•
brlr al público sn feo delito
?
I.a ' 'irtud e–
minente
de
rías debia haber bastado pa–
ra corregir a David ,
y
no para hacerse a
cada paso
ma~
culpable. La Ley de
[)ios le condena a morir juntálnentelcon
J.laesposa infiel a quien habia corrompido:
pero David al contrario condena a Urías
a perder
la
vida despucs de haberle des–
honrado. La virrud misma de U rías
fué
la
que formó todo el proceso de su delito;
y David por un rasgo de la mas horrible
perfidia, de que fué acompañada su injus–
ticia
y
crueldad , hizo que él mismo fue–
se el portador del decreto de su muerte.
¡Quién considerando rod as estas cosas no
se estremecerá , viendo lós ocultos
y
pro–
fundos senos de la Divina Providencia
1
Dios permitió en David esta terrible
cai~
da pa'ra humillarle
¡
para mostrar su justi"–
cia quando le castiga , y su misericordia
quando le perdona ; para que escarmen–
temos , y huyamos las ocasiones que nos
pueden inducir al pecado ;
y
finalmente
para que el pecador , por grande que sea,
no pierda la esperanza , sino que así co–
mo imitó a D a\tid pecando , procure le–
vantarse con él , imitándo le tambien en
la contricion , en la amargura interior del
ánimo ,
y
en la áspera penitencia con que
lloró su pecado todo el resto de su vida.
3
MS.7.
L a rresiQdumbre de /agente_,
Dd