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CAPITULO

VII.

195

secundurn cor tuum fecisti om–

nia maghalia haec, ita ut no–

tum faceres servo tuo.

2 2

ldcirco magnificatus es,

Domine Deus , quía non es si–

milis tui , ñeque est Deus ex–

tra te , in omnibus quae audi–

v imus auribus nostris.

23

¿Quae est autem ut Po–

pulus tuus Israel , gens in ter–

ra , propter quam ivit Deus ut

redimeret eam sibi in

1

Populum;

et poneret sibi nomen , face–

retque eis magnalia et horri–

bilia super terram , a facie Po–

pulí tui , quem redemisti tibi ex

AEgypto , gentem

et deum

eius?

24 Firmasti enim

tibi Po–

pulum tuum Israel in Populum

sempiternum : et tu , Domine

Deus, faétus es eis in Deum.

2

5 N unc ergo, Domine Deus,

verbum quod

locutus es Sllper

servum tuum et super domum

eius suscita in sempiternum: et

fac sicut locutus es

26 Ut magnificetur nomen

:tuum usque in semJ>iternum, at–

,que dicatur : Dominus exerci–

tuum Deus super Israel. Et do–

mus serví tui David erit stabi–

lita coram Domino ,

27 Quía tu , Domine exer–

cituum , Deus Israel , revelasti

aurem serví tui , dicens : Do-

• David no ve en si mismo sino baxeza

e indignidad : no busca en otra parte que

en la bondad de Dios y en su divino bene–

plácito

la

razon de Jos dones que ha re–

cibido , y de los que se le han prometido.

Llamándole de su nombre Pue–

blo del Señor.

1

Llenando de oprobrios a sos tyra–

Tom. III.

segun tu corazon

1

hiciste todas

estas maravillas, hasta hacérselas

saber a tu siervo.

22

Por lo qual has mostra–

do tu magnificencia , Seño,r Dios,

porque no hay semejante a tí , ni

hay Dios fuera de tí, segun todo lo

que por nuestros oídos hemos oido.

23

¿QuéNacion hay pues so–

bre la tierra como tu Pueblo de

Israél, a quien

Dio~fué

a resca–

tar para hacerla Pueblo suyo,

y

darle nombre

z,

y obrar en su fa–

vor a la vista de tu Pueblo que

sacaste de la esclavitud de Egyp–

to, maravillas y prodigios terri–

bles contra su tierra, sus gentes

3

y

su dios?

24 Pues tú estableciste al Pue–

blo de lsraél por Pueblo tuyo pa–

ra siempre : y tú , Señor Dios,

has venido a ser para el1os Dios.

25 Ahora pues , Señor Dios,

haz que tenga efeéto para siempre

la palabra que has hablado acerca

de tu siervo

y

de su casa ;

y

haz–

lo como lo has dicho ,

26 Para que tu nombre sea

engrandecido eternamente , y se

diga : El Señor de los exércitos

es el Dios de Jsraé1. Y la casa

de

tu siervo David será afir–

mada delante del Señor,

27 Porque tú, o Señor de los

exércitos , Dios de Israél , descu–

briste a la oreja de tu siervq

+,

di-

nos , de horror a sus tierras , y de con–

fusion a sus dioses. El Dios del Pueblo

E gypcio puede significar aquí a

Phara~n,

a

quien Jos suy os respetaban y servw1

como a un Dios.

4

Revelasti aurem u rvi tui

,

es un

hebraismo , que corresponde

a

esta expre–

sion :

Dix isti

,

audieute

sen1o tuo.

Bb

2