CAPITULO
VII.
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secundurn cor tuum fecisti om–
nia maghalia haec, ita ut no–
tum faceres servo tuo.
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ldcirco magnificatus es,
Domine Deus , quía non es si–
milis tui , ñeque est Deus ex–
tra te , in omnibus quae audi–
v imus auribus nostris.
23
¿Quae est autem ut Po–
pulus tuus Israel , gens in ter–
ra , propter quam ivit Deus ut
redimeret eam sibi in
1
Populum;
et poneret sibi nomen , face–
retque eis magnalia et horri–
bilia super terram , a facie Po–
pulí tui , quem redemisti tibi ex
AEgypto , gentem
et deum
eius?
24 Firmasti enim
tibi Po–
pulum tuum Israel in Populum
sempiternum : et tu , Domine
Deus, faétus es eis in Deum.
2
5 N unc ergo, Domine Deus,
verbum quod
locutus es Sllper
servum tuum et super domum
eius suscita in sempiternum: et
fac sicut locutus es
26 Ut magnificetur nomen
:tuum usque in semJ>iternum, at–
,que dicatur : Dominus exerci–
tuum Deus super Israel. Et do–
mus serví tui David erit stabi–
lita coram Domino ,
27 Quía tu , Domine exer–
cituum , Deus Israel , revelasti
aurem serví tui , dicens : Do-
• David no ve en si mismo sino baxeza
e indignidad : no busca en otra parte que
en la bondad de Dios y en su divino bene–
plácito
la
razon de Jos dones que ha re–
cibido , y de los que se le han prometido.
•
Llamándole de su nombre Pue–
blo del Señor.
1
Llenando de oprobrios a sos tyra–
Tom. III.
segun tu corazon
1
hiciste todas
estas maravillas, hasta hacérselas
saber a tu siervo.
22
Por lo qual has mostra–
do tu magnificencia , Seño,r Dios,
porque no hay semejante a tí , ni
hay Dios fuera de tí, segun todo lo
que por nuestros oídos hemos oido.
23
¿QuéNacion hay pues so–
bre la tierra como tu Pueblo de
Israél, a quien
Dio~fué
a resca–
tar para hacerla Pueblo suyo,
y
darle nombre
z,
y obrar en su fa–
vor a la vista de tu Pueblo que
sacaste de la esclavitud de Egyp–
to, maravillas y prodigios terri–
bles contra su tierra, sus gentes
3
y
su dios?
24 Pues tú estableciste al Pue–
blo de lsraél por Pueblo tuyo pa–
ra siempre : y tú , Señor Dios,
has venido a ser para el1os Dios.
25 Ahora pues , Señor Dios,
haz que tenga efeéto para siempre
la palabra que has hablado acerca
de tu siervo
y
de su casa ;
y
haz–
lo como lo has dicho ,
26 Para que tu nombre sea
engrandecido eternamente , y se
diga : El Señor de los exércitos
es el Dios de Jsraé1. Y la casa
de
tu siervo David será afir–
mada delante del Señor,
27 Porque tú, o Señor de los
exércitos , Dios de Israél , descu–
briste a la oreja de tu siervq
+,
di-
nos , de horror a sus tierras , y de con–
fusion a sus dioses. El Dios del Pueblo
E gypcio puede significar aquí a
Phara~n,
a
quien Jos suy os respetaban y servw1
como a un Dios.
4
Revelasti aurem u rvi tui
,
es un
hebraismo , que corresponde
a
esta expre–
sion :
Dix isti
,
audieute
sen1o tuo.
Bb
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