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CAPlTVLO

l.

25

¿Quomodo ceciderunt for–

tes m praelio

~

¿ Ionathas in ex–

celsis tuis occisus est

~

26

Doleo super te, frater mi

lonatha, decore nimis , et ama

bi–

lis super amorem mulierum. Sicut

mater unicum amat filium suum,

ita ego te diligebam.

27

¿Quomodo ceciderunt ro–

busti , et perierunt arma bel–

lica.~

miéntras vivió ,

y

con los despojos que

les tomó tuvo proporcion de enriquecer

su Reyno, y de introducir el adorno

y

magnilieencia en el vestir, que es lo que

mas despierta la ambicion de las mugeres.

Por esto David les hace presente esta pér–

dida , para moverlas a compasion ,

y

a

llorJr la muerte de Saul de quien todo les

venia.

'

FERRAR.

AdttlftÍstett a m{ muclzo.

Estas últimas palabras no se leen en

el

Hebréo ni en los

LXX.

David en este Cántico hace el elo–

gio de Saul , cumpliendo con lo que de–

bía a la soberanía de su Magestad. Lo ha–

ce sin faltar a la verdad nL'3Ja justicia.

Realza en él aquello que efi:ctivamento

..

25

¿Cómo cayerop los valien–

tes en la batalla? ¿cómo fué muer–

to Jona thás en tus altu ras?

26

Duélome por

tí,

o hermano

mio

Jonathás, hermoso sobre ma–

nera , y amable

1

sobre el amor de

las mugeres. Yo te amaba, así co·

mo una madre ama a su hijo único.

27

¿Cómo cayeron los fuer–

tes , y perecieron sus armas

guerreras

2

?

merecia ser alabado : aquellas qualidades

exteriores que dan mayor reputacion a los

Príncipes : su magnificencia co11

el

Pue–

blo , y los fdices svcesos que tuvo en la

guerra : su

grandcz~

de alma y de valor,

por las que se hizo digno de ser comparado

a las águilas

y

a los leones. Pero al mis–

mo tiempo dexó en silencio todo lo que

no hubiera podido alabar o excusar sin

in–

currir en un vicio detestable de mentira

o

de lisonja. Los Padres antiguos reconocen

en Saul reprobado una imágen expresa de

la reprobacion de la Synagoga; y en Da–

vid inocente

y

perseguido un symbolo

claro de Jesu Christo ,

y

de la Igle–

sia Christiana siempre perseguida , pero

triomphante siempre

y

viél:oriosa•

CAPITULO

II.

Consulta David al Se.:¡or

,y

parte a Hebrón, donde es ungido Rey so–

bre la Tribu de Judá. lsboséth

r~na

sobre las otras Tribus

,

y

s~

enciende guerra entre la casa de David

y

la de Isboséth.

r

lgitur post haec consuluit

David Dominum, dicens: ¿Num

1

La muerte de Saul abría a David el

camino para el ·throno ; pero fixándose en

no querer otra cosa que lo que Dios dis–

pusiese de él , no siguió otra regla en sus

acciones que una fiel y exaél:a obediencia

a las órdenes del Señor. Y así despues d1

1

Y

despues de esto con–

sultó David

al

Señor •, y

dixo~

haber hecho con su Rey

y

con Jonathás

su amigo los oficios que exigía la justicia,

consultó al Señor , para que le dirigiera

en todos los pasos que debía dar para.

cumplir su voluntad ,

y

conocer el modo

con que debiaeamu a reynílr

en.suPue~Jo.