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LIBRO PRIMERO DE LOS REYES.
3 Dixeruntq\re
Princi~es
P_hi:
listhiim ad Achis : ¿ Qutd stbt
volunt Hebraei isti? Et ait Achis
ad Príncipes Philisthiim,: ¿ Num
ignoratis David, qui fuit servus
Saul Regis Israel , et est
ap::~d
· me multis diebus vel annis , et
non inveni in eo quidquam , ex
die qua transfugit ad me usque
ad diem hanc?
4
Irati
~
wt autem adversus
eum Principes-philisthiim, et di–
xerunt ei : Revertatur vir iste,
et sedeat in loco suo in quo con–
stituisti eum , et non descendat
nobiscum in praelium , ne fíat no–
bis
adversarius
cum praeliari
coeperimus : ¿ quomodo enim ali–
ter
poterit
placare
dominum
suum, nisi. in capitibus nostris?
5
¿Nonne iste est David , cuí
cantabant in chods , dicentes:
Percussit Saul · millibus suis,
et David in d cem mi libus suis?
6 Vocavit ergo Achis David,
pañ ías de cien hombres,
y
en b. tallones o
trozos de mil , con sus respeél:ivos Oficia–
les subordinados a estos Príncipes o Sá–
trapas de los Philisthéos ; o iban acaudi–
llaudo sus tropas divididas en cuerpos o
trozos menores de ciento
y
de mil hom–
bres.
1
Véase lo que hemos notado en el
C ap.
xxvn.
7·
Los
LXX.
conforme a lo que
diximos en aquel lugar trasladaron
ylyo–
VE
¡.te9'
i,¡~wv
11¡.t€pa:s niin .teúnpov
u~¡.<Epov ,
estuvo con nosotros dias, este
el
año segu11do.
Así la edicion Romana , y
s.egun ?tras
ylyove
¡.teO' E¡.<oii
M11
.teúnpov
ii-ros
a-,¡~epov
,
estuvo conmigo ya hoy
el
segundo año.
• Dios se sirve de sus enemigos para
sacar a David del lance estrecho en que
5e hallaba de pelear contra su Rey
y
con-
•
1.
Paralip.
xu.
19.
3 Y d¡xeron a Aqujs los Prín–
cipes de los Philisthéos: ¿Qué ha–
cen aquí estos Hebréos? Y respon–
dió Aquis a los Príncipes de los
Philisthéos: ¿Pues qué noconoceis
a David , que sirvió a Saul Rey de
Israél,y que ha muchos diasóaños
r
queestáconmigo,y nunca hallé en
él cosa que me disgustara, desde el
día que se pasó a mí hasta hoy?
4 Mas losPríncipesdelosPhi–
listhéos se enojaron contra él, y
di–
xéronle: Retírese ese hombre, y es–
tése allá en el lugar que le has se–
ñalado, y no venga con nosotros a
la batalla, no sea que vuelva las ar–
mas contra nosotrosluego que em–
pezáremos el comb¡¡.te : ¿ pues de
qué otro modo podrá él aplacar a
su señor que con nuestras cabezas?
S ¿No es este aquel David
z;
de quien cantaban en las danzas
diciendo: Mató Saul a mil,
y
Da–
vid a diez mil ?
6 Llamó pues Aquis a David,
tra su Pueblo , o
de
ser traidor a un Rey
que tanto le habia fitvorecido. ¿Pero qué
hubiera hecho David en la suposicion de
que los rezelos y sospechas de los Sátra–
pas no le hubieran sacado tan a tiempo
de un paso tan embarazoso
?
A esto res–
ponde el doél:o Obispo BossuET en so
Polit .
sacada de la Escritura,
Lib.
VI.
Art.
III.
Propos.
1.
que estos Santos
abandonados a los movimientos de su fe
y a la divina Providencia , saben a tiem–
po lo que deben hacer ;
y
que despues
de haber empleado todos los medios que
diél:a la prudencia humana , hasta donde
esta puede llegar , hallan quando ya se
ve apurada nuevos auxilios de la divina
gracia , que contra toda esperanza los sa–
can y libran de los inconvenientes en que
parecia iban a caer inevitablemente.