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r46

LIBRO PRIMERO DE LOS REYES.

Et dii erunt serví eíús ad eutn:

Est mulier Python,em habens in

Endor.

8 Mutavit ergo habitum

suum : vestitusque est aliis

vestí–

mentís , et abiit ipse et duo viri

cum eo , veneruntq!.te ad

mulle~

rem noéte, et a1t illi : Divina

mihi in Pythone, et suscita mi–

hi quem dixero tibl.

9 Et

ai~ulier

ad eum: Ec–

ce tu nosti quanta fec.:erit Saul,

et quomodo eraserit magos et

hariolos de terra : ¿ quare ergo

insidiaris animae meae , ut occi–

dar?

ro Et iuravit eí Saul in Do–

mino , dicens : Vivit Domi–

nus , quía non eveniet tibi quid–

q uam mali propter hanc rem.

Ir

Djxitque ei mulle¡::¿QtieQJ.

suscitaba tibi . Qui ait : Samue–

lem

mih~

susoi a.

· 12

Cum aute

idisset u-

lier Samuele , e.xc1amavit voce

magna, et

Sau~:

¿Qua-

• Ciudad al pie de los montes de Gel–

boé.

• Príncipe desgraciado , que no en–

contró

mt

siervo fiel

y

temeroso de Dios

que con sabios consejos le apartase de co–

meter una impiedad tan detestable : pero

castigo ju sto

y

debido a aquel que habia

alejado de sí, o reducido a que callasen

a

todos los que podian decírsela.

J

MS . 7·

Rropa devisada.

4

Suscito

:

resucitar

,

levantar ,

o

ha–

cer aparecer.

Se ve quan antiguo es el uso

de la N ecromancia; y los mismos Genti–

les creían que los Magos tenian el poder

de llamar las almas de los muertos para

saber las cosas ocultas: esto sirve de prue–

ba para convencer que reconocían

la

in–

mortalidad del alma. Los Israelitas aun–

que les estaba prohibido con pena de

muerte

el

executar la magia, o consultar

Y

respondiéronle sus siervos: 'En

Endór' hay una muger que tiene

el espíritu de Pythón "'.'."

8 Sau] con esto d·sfrazóse:

y

tomó otros vestidos

3 ,

y~:-fuése

él

y dos hombres con él,

y

llegaron

de noche a casa de

la'·

m~ger

, y

díxole: Adivíname por

el'

espíri–

tu de Pythón,

y

hazme aparecer

a quien yo te diré.

9 Y la muger le dixo: Sabes

bien todo lo que ha hecho Saul, y

como ha desarraygado de la tier–

ra los magos y adivinos: ¿por q

u~

pues armas asechanzas a mi ánl–

ma, para que me quiten la vida?

ro Y juróle Saul por el Se–

ñor , diciendo : Vive el Señor,

que no te vendrá por esto nin–

gun mal.

I.I.

Ydíxolelamuger: ¿Quién

quieres que

<4

te aparezca? Dixo

Saul: Haz!,lle ·aparecer a Samuél.

12

Y como viese la muger a

Samuél , dió un gran grito

s,

y

dixo a Saul: ¿Por qué me

a los Magos ; esto no obstante se dexaban

llevar fácilmente del excmplo de los Pue–

blos idólatras sus vecinos.

5

Esta sorpresa extraordin¡¡ria que

muestra esta mugcr en el suceso que aquí

se refiere , nos da a entender que no cre–

y ó que esta aparicion de Samuél fuese un

efeél:o de su •lrte mágica

,

sino que venia

de una causa mas que humana, cuya vir–

tud le era desconocida. Los Intérpretes

convienen generalmente que fué el verda–

dero Samuél el que alli se apareció, y que

aquella aparicion de Samuél se hizo por

un órden particular de la justicia de Dios.

Y este sentimiento es muy conforme a lo

que dice de Samuél el

Eclesitístico

XLVI.

23.

Que durmió el sueño de los justos,

e hizo conocer al R ey el fin de su vida:

que su voz salió del fondo de la tierra pa–

ra anunciar la perdicion de

lo~

impios.