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LIBRO PRIMERO DE LOS REYES.
Et dii erunt serví eíús ad eutn:
Est mulier Python,em habens in
Endor.
8 Mutavit ergo habitum
suum : vestitusque est aliis
vestí–
mentís , et abiit ipse et duo viri
cum eo , veneruntq!.te ad
mulle~
rem noéte, et a1t illi : Divina
mihi in Pythone, et suscita mi–
hi quem dixero tibl.
9 Et
ai~ulier
ad eum: Ec–
ce tu nosti quanta fec.:erit Saul,
et quomodo eraserit magos et
hariolos de terra : ¿ quare ergo
insidiaris animae meae , ut occi–
dar?
ro Et iuravit eí Saul in Do–
mino , dicens : Vivit Domi–
nus , quía non eveniet tibi quid–
q uam mali propter hanc rem.
Ir
Djxitque ei mulle¡::¿QtieQJ.
suscitaba tibi . Qui ait : Samue–
lem
mih~
susoi a.
· 12
Cum aute
idisset u-
lier Samuele , e.xc1amavit voce
magna, et
Sau~:
¿Qua-
• Ciudad al pie de los montes de Gel–
boé.
• Príncipe desgraciado , que no en–
contró
mt
siervo fiel
y
temeroso de Dios
que con sabios consejos le apartase de co–
meter una impiedad tan detestable : pero
castigo ju sto
y
debido a aquel que habia
alejado de sí, o reducido a que callasen
a
todos los que podian decírsela.
J
MS . 7·
Rropa devisada.
4
Suscito
:
resucitar
,
levantar ,
o
ha–
cer aparecer.
Se ve quan antiguo es el uso
de la N ecromancia; y los mismos Genti–
les creían que los Magos tenian el poder
de llamar las almas de los muertos para
saber las cosas ocultas: esto sirve de prue–
ba para convencer que reconocían
la
in–
mortalidad del alma. Los Israelitas aun–
que les estaba prohibido con pena de
muerte
el
executar la magia, o consultar
Y
respondiéronle sus siervos: 'En
Endór' hay una muger que tiene
el espíritu de Pythón "'.'."
8 Sau] con esto d·sfrazóse:
y
tomó otros vestidos
3 ,
y~:-fuése
él
y dos hombres con él,
y
llegaron
de noche a casa de
la'·
m~ger
, y
díxole: Adivíname por
el'
espíri–
tu de Pythón,
y
hazme aparecer
a quien yo te diré.
9 Y la muger le dixo: Sabes
bien todo lo que ha hecho Saul, y
como ha desarraygado de la tier–
ra los magos y adivinos: ¿por q
u~
pues armas asechanzas a mi ánl–
ma, para que me quiten la vida?
ro Y juróle Saul por el Se–
ñor , diciendo : Vive el Señor,
que no te vendrá por esto nin–
gun mal.
I.I.
Ydíxolelamuger: ¿Quién
quieres que
<4
te aparezca? Dixo
Saul: Haz!,lle ·aparecer a Samuél.
12
Y como viese la muger a
Samuél , dió un gran grito
s,
y
dixo a Saul: ¿Por qué me
a los Magos ; esto no obstante se dexaban
llevar fácilmente del excmplo de los Pue–
blos idólatras sus vecinos.
5
Esta sorpresa extraordin¡¡ria que
muestra esta mugcr en el suceso que aquí
se refiere , nos da a entender que no cre–
y ó que esta aparicion de Samuél fuese un
efeél:o de su •lrte mágica
,
sino que venia
de una causa mas que humana, cuya vir–
tud le era desconocida. Los Intérpretes
convienen generalmente que fué el verda–
dero Samuél el que alli se apareció, y que
aquella aparicion de Samuél se hizo por
un órden particular de la justicia de Dios.
Y este sentimiento es muy conforme a lo
que dice de Samuél el
Eclesitístico
XLVI.
23.
Que durmió el sueño de los justos,
e hizo conocer al R ey el fin de su vida:
que su voz salió del fondo de la tierra pa–
ra anunciar la perdicion de
lo~
impios.