CAPITULO I.
7
suus: Anna, ¿eur fles? ¿et qua–
re non comedís? ¿ et quam ob
rem affiigitur cor tuum? ¿Nuro–
quid non ego melior
tibi sum,
quam decem filii?
9
Surrexit autem Anna post–
quam comederat et biberat in
Silo. Et Heli Sacerdote sedente
super sellam ante postes Templi
Domini,
10
Cum esset Anna amaro
animo , oravit ad Dominum,
:fiens largiter ,
11
Et votum vovit , dicens:
Domine exercituum , si respiciens
videris affiiél:ionem famulae tuae,
et recordatus mei fueris
~
nec
oblitus ancillae tuae, dederisque
servae tuae sexum virilem : dabo
eum Domino omnibus diebus
vitae eius , et novacula non as–
cendet super caput eius.
12
Faél:um est autetn oum
illa multiplicaret preces coram
Domino , ut Heli observaret os
eius.
13 Porro Anna loquebatur in
•
•
¿La preferencia que yo te doy en
el amor, no te es de mayor aprecio que
diez hijos que tuvieras? Dos penas muy
terribles angustian el corazon de Ana , su
esterilidad,
y
los insultos de Phenena. No
se lee que saliera de su boca ni una so–
la
palabra, o de murmuracion contraDios,
o de impaciencia contra la que la insulta–
ba , o de queja a su marido. Solamente
se de hace en lágrimas , y con el silencio
y paciencia triumpha de la injusticia
y
de la malignidad de su émula. t.a virtud
no consiste en que seamos insensibles,
sino en que sujetemos los sentimientos na–
turales con una entera conformidAd
y
su–
mision a la Divina voluntad . Jesu Christo
nos dió exemplo en su Pasion.
• MS. A.
Sy
tr2 me
deñares catár.
Ana llena de
am~argura
acude por consue-
•
xo : Ana, ¿por qué lloras? ¿y por
qué no comes? ¿y por qué causa
tomas pesar en tu corazon? ¿Por
ventura no soy yo mejor para
tí ' , que diez hijos?
9 Y levantóse Ana despucs
de haber comido y bebido en Silo.
Y estando sentado el Sacerdote
Helí en su silla delante de las
puertas del Templo del Señ
or,10
Ana que tenia el cora
'Z.onlleno de
amarg~ra,
oró al Se
ñor,derramando copiosas lágrimas,
1 1
E hizo un voto , dicien–
do : Señor de los exércitos , si
volviendo los ojos
2
mirares la
angustia de tu esclava , y te a–
cordares de mí sin olvidarme,
y
dieres a tu sierva un hijo va–
ron; consagrárlohe al Señor por
todos los días de su vida, y no
pasará navaja
3
sobre su cabeza.
rz Y acaeció que repitiendo
ella muchas veces sus !fuegos de–
lante del Señor, Helí estaba obser–
vando el movimiento de sus labios.
13 Porque Ana hablaba en su
lo al que nunca lo niega a los afligidos
que con buenas disposiciones llegan a pe–
dírselo. Ana se levanta , busca al Señor
en el Templo, le expone su angustia
y
pena con sollozos
y
gem idos del corazon:
su oracion es humilde , fervorosa , perse–
verante,
y
animada de una fe viva;
y
así
no podía ménos de ser oida, y de llegar
al logro de sus deseos.
3
Como Dios lo había ordenado para
los Nazarenos , Jos quales segun su pro–
fesion debian abstenerse tambien de vino,
y
de todo lo que pudiese embriagar.
Nu–
mer.
VI.
2.
Y así se añade en algunos Có–
dices de Jos Lxx . xal
oTvov,
xai
¡J.{9vap.x
oü
?rÍfT<tl ,
y
vinn
,
y
lo que puede
embrL~gar no beberá.
Este voto Jo hacia con
consejo
y
consentimiento de su marido,
para que no le faltase esta condicion•
•