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ADVERTENCIA.

Canónicas , como que estriva en la fe y dicho de los hombres , se ve envuelta eu

deu~as

tinieblas , cercada de mil dudas , y sujeta a muchas dificultades y reparos,

y

a muchas equivocaciones, Por esto debemos contemplarla no solamente como

una reprcscntacion de las cosas pasadas , sino rambien como una prophecía de las

maravillas que debían cumplirse en la Ley nueva , y como una representacion de

Jos Mysterios de la Religion Christiana, y de Jesu ChriSto y de sn Iglesia' :re–

gistrando en toda esta divina historia

un

bosquexo de todo quanto ha sucedido des–

de aquel tiempo hasta los nuestros ; porque mudados los nombres, aunque los acac.o

cimientos en una u otra circunstancia parezcan diversos ; mas en la substancia son

I~s

mismos. Se descubre por todas partes aquell.¡ providencia•paternal , aquel po–

der y

~abiduría

eterna que todo lo dispensa

,

ordena y endereza al fin y eumpli.–

miento de sus altísimos designios. A cada página se nos muestra el Señor como un

Dios Santo , benéfico , misl!ricordioso

,

y siempre pronto

a

perdonar las faltas

d~t

los que arrepentidos recurren

a

·SU

clemencia , e invocan humildes la magestad de

su santo nombre. Se nos hace reconocer al mismo Señor , ya como Remunerador

magnífico de la virtud ; ya como Proteél:or poderoso de la inocencia; y ya final•

mente como severo

Y

engador de la maldad.

Los personages no sop alabados por sus talentos naturales o por sus acdoncs–

políticas , sino por lo que fueron por respeél:o a Dios , a la piedad y a la virtud;

y

así se ve que la verdadera orraleza , sabiduría , gra•¡de2la

y

fe1icidad del hom–

bre ni tiene ni puede tener otro fundamento que el temor santo de Dios. Aque–

llos Príncipes a quienes previno Dios son su

misericordi~

, y que hicieron buell

uso de los dones y poder que habían recibido de lo alto , empleándolo todo en

mantener la religi•n y la piedad , son alabados por sus acciones virtuosas , y sa

memoria se perpetuará siempre por todas las edades ; pero los qué por el contra–

rio abusando de estos mismos dones , se sirvieron de ellos como de medios para

dar fomento a su ambician y a su soberbia , son y serán eternamente detestados;

y por haber amado la gloria de los hombres perdieron la verdadera

,

que es la que

viene de Dios.

De aquí es que ,no son incotñpadbles , como neda e impiamente han pretendi–

do algunos políticos , la obras heroycas y resoluciones magnánimas con la humil–

dad y sinceridad Christiana, y con lo suave, religioso y santo de la Ley Evan–

gélica ; ántes bien no puede haber verdadero heroísmo , ni darse consejo acertado,

ni se debe tener por hombre de buena y sana política , el que no sigue como re–

gla

invariable de todos sus pensamientos y proyeél:os la Ley y el Evangelio de Je–

su Christo.

El

que no es fiel a su Dios, no puede serlo a su Rey. Una concien-

S. August.

de

Ci11it. Dei Lib.

xvu.

Cap.

1,

Tom.III.

A2