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XXV l.
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14 Dió votes David a la gen•
te, y a Abnér hijo de N er, dicien·
14 Ctamavit David ad Popu–
lum, et ad Abner tilium Ner, di–
cens: ¿Nonne respondebis , Ab–
ner? Et respondens Abner, aiti
¿Quis es tu qui clamas, et in–
quietas Regem?
'
15
Et ait David ad Abner:
¿Numquid non vir tu es? ¿et quis
alius similis tui in Israel? ¿qua–
re ergo non custodisti dominum
tuum Regem? ingressus est enim
unus de turba ut interficeret Re–
gem dominum tuum.
16 Non est bonum hoc quod
, fecisti: vivit Dominus, quoniam
filii mortis estis vos qui non cu–
stodistis dominum vestrum chri–
stum Domini: nunc ergo vide ubi
sit hasta Regís, et ubi sit scy–
phus aquae qui erat ad caput
eius.
17 Cognovit autem Saul vo–
cero David, et dixit: ¿Nu quid
vox haec tua, fili mi
D:~vid?
Et
ait David: Vox mea, domine mi
Rex.
18 Et ait: ¿Quam ob causam
dominus meus persequitur servum
suum? ¿Quid feci?,.¿aut quod est
malum in manu mea?
19 N une ergo audi, oro, do–
mine mi Rex, verba ser vi tui: Si
Dominus incitat te adversum me,
odQretur sacrificium: si autem fi–
lii
homi:num , malediéti sunt in
1
De este riesgo qne corrió la vida de
Saul, deben aprender los grandes Minis–
tros a
dcf~nder
y
guard.trcon vigilancia
el sueño
y
necesario descanso de los Re–
yes ; pues no pueden dormir con seguri–
dad si ellos no viven despiertos.
En
todas
las Monarquías y R eynos del mundo pe–
sa muy poco el poder , la opinion , el va–
lor , la lealtad
y
la experiencia , quando
falta el cuidado necesario
y
la vigilancia.
Tom. Ill.
j
. do : ¿No me responderás , Ab–
nér?
Y
respondiendo Abnér , di–
xo: ¿Quién eres tú que das voces,
y
perturbas at Rey?
I
5 Y díxo David a Abnér:
¿No eres tú un hombre de valor?
¿y quién otro tal como tú hay en
lsraél ? ¿pues por qué no has
guardado al Rey
t~
eñor? pues–
to que ha entrado uno del Pueblo
para matar al Rey tu señor.
16 No está bien esto que has
hecho : vive el Señ0r, que sois
dignos de muerte vosotros que
no habeis guardado • a vuestro
amo el ungido del Señor : ·ahora
pues mira donde está la lanza del
R ey ,
y
donde está el vaso del
agua que estaba a su cabecera.
17 Y Saui reconoció la voz
de David,
y
dixo: ¿No es esta
tu voz., hijo mio David? Y res–
pondió David : Mi
voz
es , mi
Rey
y
señor.
r8 Y añadió: ¿Por qué moti–
vo persigue mi señor a su siervo?
¿Qué he hecho? ¿ o qué delito se
halla en mis manos?
19
Escucha pues ahora, te rue–
go,mi Rey
y
señor, las palabras de
tu siervo: Si el Señor te mueve con–
tra mí,recibaelolor de este sacrifi–
cio
2 :
mas si son los hombres
3 ,
mal-
•
Porque desde
luego me someto a
todo lo que gustare hacer de mí.
3
Los que os inspiran esta mala vo–
luntad y odio irreconcili.•ble , que os re–
duce a estos extremos , no puc:do ménos
de deciros que son muy culpables en los
ojos del Señor,
y
que recaerán sobre ellos
las maldiciones que pronuncian contra mí.
Merecen sin duda se•· arrojados de la
he–
redad del Señor , puesto que quieren e-
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