CAP 1 T U L O
X X V.
manu eius omnia quae attulerat
ei , diJtitque ei: Vade pacifice in
domum tuam; ecce audivi vocero
tuam, et honoravi faciem tuam.
36
Venit autem Ablgail ad
Nabal: et ecce erat ei convivlum
in domo eius, quasi convivi:um
Regis , et cor Nabal iucundum;
erat enim ebrius nimis: et non
in~
dicavit el verbum pusillum aut
grande usque mane.
37
Diluculo autem cum d.i–
gessisset vínum Nabal, indica–
vit ei uxor sua verba haec, et
emortuum est cor eius intrinse–
cus, et faétus est quasi la pis.
38
Cumque pertransissent de–
cem dies, percussit Dominus Na–
bal, et mortous est.
39 Quod cum audisset David
mortuum Nabal, ait: .Benediétus
Dominus qui
iudicav"t causa
opprobrii mei de man'u
abal,
et servum suum custodrvit a ma–
lo, et malitiam Nabal reddidit
Dominus in caput eius.
i:si er–
go David, et locutus est ad Abi-
1
MS. 7·
Enpach1do.
•
Fué admirable discrecion de Abi–
gaíl dexar la corrcccion para otra ocasion
mas oportuna , en que pudiese ser útil
y
aprovechar a N abál.
3
Con la consideracion del peligro en
que habia estado.
4
MS. A.
Del
mio
m2l
tr.1J'mÍmto.
Estas expresiones fuertes ,
y
otras seme–
jantes que se leen en los Psalmos
y
en
los Prophetas , no se han de entender en
el rigor de la letra, ni nos han de servir
de fundamento para que creamos que les
era permitido el odio
y
deseo de vengar–
se de sus enemigos , porque esto les es–
taba prohibido.
Exod.
XX/l/.
4· 5.
Levit.
xrx.
17. 18.
Proverb.
xxv.
21.
y
S.
PA–
JlLO
Roman.
XII.
21 .
alegando este Jugar
de los Proverbios :
No
te. dexes vencer
mano todo lo que le habla traido,
y
díxole: Vuelve en paz a tu casa;
ves gue he hecho lo que me has pe–
dido,y gue te he tratado con honor.
36 Y
volvió Abigaíl a Nabál;
y
halló gúe tenia en su casa un ban–
quete, como banquete de Rey,
y
el corazon de Nabál estaba ale–
gre '; porque había bebido vino
con exceso: y no le quiso hablar
poco ni mucho has
el otro dia
2 ,
37
Mas a la manana quando
ya Nabál habia digerido el vino,
contóle su muger lo que habia pa–
sado, y quedó yerto su corazon
3,
e inmoble como una piedra.
38 Y
al cabo de diez dias
el Señor hirió a Nabál, y mu–
rió.
39 Y David quando oyó que
babia muerto N abál, dixo: Ben–
dito sea el Señor que me ha ven–
gado de la afrenta
4
que me hizo
N abál ,
y
ha preservado de mal
a su siervo, y hecho que la ini–
quidad de Nabál recayese sobre
su cabeza. Envió pues 'David, e
por
el mal
;
mas procura vmcer
elm.1!
por
el bien. Los
Santos del antiguo T es–
tamento viviendo exteriormente b:txo de
una Ley , que por sí misma lo era de te–
mor , de amenazas y de veng:tnza , con–
formándose con esta , se dexaron ver ani–
mados de un zelo , que parece dem,tsiado
ardiente
y
aun excesivo , contra la ini–
quidad y contra los que
la
cometian.
Por el contrario Jesu Christo que habia
venido a establecer una Ley de dulzura
y
de amor , inspiraba a sus discípulos
e imitadores , tanto con su exemplo como
con sus palabras , una tierna compasion
aun para con los mayores pecadores ,
y
una carid ad llena de dulzura hácia aque–
llos mismos de quienes recibian las mayo–
res injurias y malos tratamientos :
Dimit–
te illis
;
1101t
mim sciunt quid/aciullt.