CAPITULO
XXV.
IJI .
sut>. Et accinél:i sunt singuli gla–
diis suis , accinél: usque est et Da–
vid ense suo: et secuti sunt David
quasi quadringenti viri : porro
ducenti remanse runt ad sarcinas.
14
Abigail autem uxori Na–
bal nunciavlt unus de pueris suis,
dicens: Ecce David misit nun–
cios de deserto, ut benediceren.t
domino nostro: et aversatus est
eos:
r 5 Homines isti, boni satis
fueru nt nobis , et non molesti:
nec quidquam aliquando periit
omni
tempore quo fuimus con–
versati cum eis in deserto:
16
Pro muro erant nobis tam
in noél:e quam in die, omnibus
diebus quibus pavimus apud eos
greges.
~7
Quamob rem considera, et
recogita quid facias : quoniam
completa est malitia a
et:su
vi rum
tuum et adversum d0-
mum tuam , et i se est filius-Be–
lia l , ita ut nemo posslt ei loqui.
18
Festinavit igltur Abigail,
et tulit ducentos panes, et duos
utres vini, et quint¡_ue arietes co–
él:os, et quinque sata polentae,
et centum ligaturas uvae passae,
et ducentas massas caricarum, et
posuit super asinos:
19
Dixitque pueris suis: Prae-
1
MS.
3· Saluar.
•
FnRRAR.
Y estultó m ellos.
3
Malitia
por
malum.
4
Un malvado ,
un hombre
inso–
portable.
s
Abigaíl en estas circQnstancias ofre–
ce a las mugeres Christianas un exemplo
de la mayor prudencia
y
sabid uría. La
muger por regla genera l no puede dispo–
ner de lo que. pertenece al marido , sin
tomar para ello su conscn.timiento. Pero
Tom. Ill.
o
Y ciñeron todos sus espadas,
y
David ciñó tambien la suya; y fue–
ron siguiendo a David como unos
quatrocien tos homb res: y se que–
daron doscientos con el eq uipage.
14
Y avisó a Abigaíl muger
deNabál uno de sus criados,dicien–
do: Sabe que David ha enviado del
desier to mensageros para cumpli–
mentar • a nuestro amo:
y
él los ha
desped ido con muy
1
modo
2
:
r 5 Estos hombres han sido
muy buenos para nosotros,
y
no
nos han molestado: ni jamas nos
faltó nada todo el tiempo que es–
tuvimos con ellos en el desierto:
16
N osse rviandemuro tanto
de d ía como de noche, miéntras
anduvimos entre ellos guardando
nuestros ganados.
17
Por tanto considera, y
mi–
ra
lo
que has de .h,acer; porque re–
suelta está ya la ruina de tu
mari–
do
3
y de tu casa ,
y
él es un hijo
de Beliál
4,
en tanto extremo que
no hay guíen 1e 2ue<;la hablar.
18
Abigaíl pues dióse priesa,
y
tomó doscientos panes,
y
dos
cueros de vino, y cinco carneros
cocidos , y cinco medidas de po–
lenta, y cien atados de uvas pa–
sas,
y
doscientos panes de higos
secos, y cargó!os sobre asnos:
19
Y dixo a sus mozos
s:
Id
en el caso presente en que se trataba de
salvar a su marido
y
casa pudo hacerlo lí–
citamente , y se portó con la mayor pru–
dencia en no d.ule de ello aviso. Por otra
p arte roda la cond uél:a de Abigaíl con
N
a·
bál es una viva leccion para aquellJs que
p or di vina disposicion se hallan enlaza–
d as con maridos semejantes en todo o o:;n
parte a N ab.1l. DebeQ a
exempl~
de Abi–
gaíl manejar con mucha
pru~enc1a
su re–
cia condicion : no darles av1sos fuera de
R 2