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EL APOCALYPSIS DEL APOSTOL S. JUAN.
17 Et alius Angelus exivit
17 Y salió otro Ángel del
de Templo quod est in Caelo,
Templo que hay en el Cielo, que
habens et ipse falcem acutam.
teni(l tambien una hoz aguda '.
18 Et alius Angelus exivit
18 Y salió del Altar otroÁn-
de Altari , qui habebat potesta- gel,
q~;.'e
tenia poder sobre el fue-
tem supra ignem : et clamavit
go • : clamó en voz alta a aquel
voce magna ad eum qui habe-
que t lia la hoz aguda ,diciendo:
bat falcem acutam, dicens: Mit- Mete u hoz aguda,
y
vendimia·
te falce m tuam acutarn, et vin·
los ra . mos de la viña de la tier-
demia bocros vineae terrae: quo.l ra
3 : ..
orque maduras están las
niam maturae sunt uvae eius.
uvas d , ella
4 •
,
19 Et misit Angelus falcem
19 ,Y metió el Angel su hoz
suam acutam in terram , et aguda
<~ l a
t·ierra, y vendimió la
vindemiavit vineam terrae, et viña
de ~a
tierra,
y
echó la ven-
misit in lacum irae Dei ma- dimia er, el grande lago de la ira
gnum :
de Dios
•'-~
20
Et calcatus est lacus ex-
20
Y
.1é
hollado el lago fue-
tra Civitatem , et exivit an- 'fa de la Ci .;Jad
6 ,
y salió sangre
guis de lacu usque ad fraenos
del lago has,? los
fren~
de los ca-
equorum per stadia mille sex-
ballos por
m~y
seiscientos esta-
centa.
'·
dios.
.,.
I
Pm· estos Angeles se entienden to–
c.los :tqucllos de cuyo ministerio se vald rá
el
Señor para executar sus
órdenc~,
juicio
y
voluntad en los
ídrimoírdia~del
mundo. \...
2
Este Angel hará
llover~
fuego
so~ae
l:t
tierra , con
el
que arderá enteramente,
y
se consumirán todas las iniqáídadéS de
los
hombres, que ofendieron a su Criador.
J
.Estos racimos de la viña de b tier–
ra, son los réprobos ; porque los escogi–
dos, son racimos de la viña de Dios.
4
l)orquc han llegado ya al colmo de
6us injquidades.
s En el abysmo del Infierno.
6
Porque en esta Ciudad Celestial no
J1ay lugar ni cabida para Jos réprobos. En
el Cap. x rx. se inrroduce Christo
y
sus
Santos , como unos C aballeros vencedores,
(
1
1
~·
S
f
que salen de la Celestial Ciudad a con .....
tempb.r la viétoria
de
Christo ,
y
la
der–
ror.t
y
estrago
de
los impíos. Este scr:í
inmenso, como lo der6Uestran las expre–
siones de estos ltltiJnos versículos.
Y
r:d~
que si el espacio que
ocupar:l.nen el Infier–
no , fuese como una prensa
o
b gar ,
co que
se exp¿jmiese su sangre , derramad.!
esta.
por el espacio de
mil
y
seiscientos esta–
dios, que componen como unas cinqücma
leguas nuestras, subida hasta
el
freno o bri–
das de los cabaUos , o de aquellos sobre
los
que se dexarán ver Chrisro
y
sus San–
tos. Cap. x tx. En este número de mil
y
seiscientos esradios se comprchcndc un
mystcrio que todavía ignoramos.
A lnunos
pretenden que por él se debe cntenJcr
c1
sitio
o capacidad que ocupa
el
l.ufierno.