CAPITULO XIV.
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lo, dicentem mihi : Scribe: Bea–
ti· mortui , qui in Domino mo–
r iuntur. Arnodo iam dicit Spi–
ritus , ut requiescant a , abori–
bus suis : opera enim i. orum
sequuntur illos.
· 14 Et vidi , et ecce , ubem
candidam : et super nub ' se–
dentem similem
~ilio
hj inis,
habentem in capite suo!, coro–
nam auream , et in má:. u sua
falcem acutam.
I
5
Et alius Angelu' exivit
de Templo, ·clamans v ce ma–
g na ad sedentem super ' ubem ':
Mitte falcem tuam ,
{!
t
mete;
quia venit hora ut me•=· tur, quo–
niam aruit messis
te ~
ae.
~
. 16 Et¡¡omisit qui Jsedi!'bat su–
per nubem falcem, uam in ter–
ram , et demessa
r
st
~·
.r
.~
"l"
Escribe
y
not..
con cuidado en tu
Libro :
Bienavenruraé,~s
los que mueren en
h fe
y
en la confesiJ n de
J
esu Christo:
:Bienaventurados los · ue h;m muerto al
1nundo
y
al pecado ,, . llevan en su cuer–
po b mortificacion de Jcsu Christo. A es–
tos dice el Espíritu o el Angel del Señor,
que desde aquel punto en adelante repo–
sarán :tlegres por toda la eternidad.
2 -
La recompensa que la incf.1ble bon–
dad de Dios les tiene prometida por sus
buenas obr:ts.
I
t!K:orinth..v.
10 .
3
Se presenta aquí ,Jcsu Christo sen–
tado sobre una nube resplandeciente , co–
mo se dexará ver en el dia del Juicio
fi–
llal. La corona de oro sobre su cabeza ,
y
h
hoz agud;L en su mano , son
las~eñales
ck su imperío
y
poder soberano de Juez,
qnc exercer:í por el ministerio de los An–
geles , sin que nadie pueda oponérsclc.
4
MS.
E n m tiesta.
s Este Angel salió del Santuario de
Dios,
9c
la residencia de los Bienaventu–
rados , los qualcs encaminan a Christo ro-
(<
Joiil rrr.
'3·
Mfltth.
It:IIJ.
39·
Tom.Il.que me decia : E scribe : Bien–
aventurados los muertos ' , que
mueren en el Señor
1
•
Desde hoy
mas dice el Espíritu, que
des~an
sen de sus trabajos : porque las
obras de ellos los siguen •.
14 Y miré,
y
ví una nube
blanca :
y
s<;>bre la nube sentado
uno
3
semejante al Hijo del hom–
bre , que tenia en su cabeza +una
corona de oro,
y
en su mano una
hoz aguda.
I
5
Y salió otro Ángel del
Templo s, clamando en voz alta
al que estaba sentado sobre la nu–
be : Echa tu hoz ,
y
si ega ; porque
vino la hora éle segar , por estar
ya
~ca
la mies de la tierra.
. 16 Y el que estaba sentado
sobre la nube echó su hoz sobre
la tierra , y la tierra-l:fué segada.
das sus ansias ;
y
clixo en alta voz, eJC–
plicando en esto sus ardientes deseos, que
era tiempo de segar ; porque la mies es–
taba ya madura y seca, eSto es , cumpli–
do el número de sus e.scogidos: que echa–
se su hoz, para segar
~todos
los vivien–
Jes de la tierra , porqUe no qued-aba ya
i'ruro que esperar de ellos.
1.os~ntos
An..
geles
y
Bienav~nturados
desean que se
acelere
el
dia del Juicio , para la con–
sumacion absoluta de su bicnavemuran-
J
za. Y así se
r~J~rcsenta
aquí este Santo
.A:Jgel , co,Jto un Diputado de los
M:irty~
res
y
de los escogidos , que viene de su
pan~
a ragar a
J
esu Chrisro , que ponga
fin a la iniquidad de la tierra ;
y
el
Señor
a sus instancias echó la hoz ,
y
cortó la
vida de todos los hombres , para dar lu–
g:u de descanso a los buenos , que es el
trigo puro que ha de recogerse en las rro–
ges de su Padre Eterno ,
y
pnra arrojar a
los malos, rep.rescntados por la cizaña , en
el Infierno , donde arderán eternamente
sin c_speranza de alivio , ni de rescate.
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