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CAPITULO XIV.

?77

lo, dicentem mihi : Scribe: Bea–

ti· mortui , qui in Domino mo–

r iuntur. Arnodo iam dicit Spi–

ritus , ut requiescant a , abori–

bus suis : opera enim i. orum

sequuntur illos.

· 14 Et vidi , et ecce , ubem

candidam : et super nub ' se–

dentem similem

~ilio

hj inis,

habentem in capite suo!, coro–

nam auream , et in má:. u sua

falcem acutam.

I

5

Et alius Angelu' exivit

de Templo, ·clamans v ce ma–

g na ad sedentem super ' ubem ':

Mitte falcem tuam ,

{!

t

mete;

quia venit hora ut me•=· tur, quo–

niam aruit messis

te ~

ae.

~

. 16 Et¡¡omisit qui Jsedi!'bat su–

per nubem falcem, uam in ter–

ram , et demessa

r

st

.r

.~

"l"

Escribe

y

not..

con cuidado en tu

Libro :

Bienavenruraé,~s

los que mueren en

h fe

y

en la confesiJ n de

J

esu Christo:

:Bienaventurados los · ue h;m muerto al

1nundo

y

al pecado ,, . llevan en su cuer–

po b mortificacion de Jcsu Christo. A es–

tos dice el Espíritu o el Angel del Señor,

que desde aquel punto en adelante repo–

sarán :tlegres por toda la eternidad.

2 -

La recompensa que la incf.1ble bon–

dad de Dios les tiene prometida por sus

buenas obr:ts.

I

t!K:orinth..v.

10 .

3

Se presenta aquí ,Jcsu Christo sen–

tado sobre una nube resplandeciente , co–

mo se dexará ver en el dia del Juicio

fi–

llal. La corona de oro sobre su cabeza ,

y

h

hoz agud;L en su mano , son

las~eñales

ck su imperío

y

poder soberano de Juez,

qnc exercer:í por el ministerio de los An–

geles , sin que nadie pueda oponérsclc.

4

MS.

E n m tiesta.

s Este Angel salió del Santuario de

Dios,

9c

la residencia de los Bienaventu–

rados , los qualcs encaminan a Christo ro-

(<

Joiil rrr.

'3·

Mfltth.

It:IIJ.

39·

Tom.Il.

que me decia : E scribe : Bien–

aventurados los muertos ' , que

mueren en el Señor

1

Desde hoy

mas dice el Espíritu, que

des~an­

sen de sus trabajos : porque las

obras de ellos los siguen •.

14 Y miré,

y

ví una nube

blanca :

y

s<;>bre la nube sentado

uno

3

semejante al Hijo del hom–

bre , que tenia en su cabeza +una

corona de oro,

y

en su mano una

hoz aguda.

I

5

Y salió otro Ángel del

Templo s, clamando en voz alta

al que estaba sentado sobre la nu–

be : Echa tu hoz ,

y

si ega ; porque

vino la hora éle segar , por estar

ya

~ca

la mies de la tierra.

. 16 Y el que estaba sentado

sobre la nube echó su hoz sobre

la tierra , y la tierra-l:fué segada.

das sus ansias ;

y

clixo en alta voz, eJC–

plicando en esto sus ardientes deseos, que

era tiempo de segar ; porque la mies es–

taba ya madura y seca, eSto es , cumpli–

do el número de sus e.scogidos: que echa–

se su hoz, para segar

~todos

los vivien–

Jes de la tierra , porqUe no qued-aba ya

i'ruro que esperar de ellos.

1.os

~ntos

An..

geles

y

Bienav~nturados

desean que se

acelere

el

dia del Juicio , para la con–

sumacion absoluta de su bicnavemuran-

J

za. Y así se

r~J~rcsenta

aquí este Santo

.A:Jgel , co,Jto un Diputado de los

M:irty~

res

y

de los escogidos , que viene de su

pan~

a ragar a

J

esu Chrisro , que ponga

fin a la iniquidad de la tierra ;

y

el

Señor

a sus instancias echó la hoz ,

y

cortó la

vida de todos los hombres , para dar lu–

g:u de descanso a los buenos , que es el

trigo puro que ha de recogerse en las rro–

ges de su Padre Eterno ,

y

pnra arrojar a

los malos, rep.rescntados por la cizaña , en

el Infierno , donde arderán eternamente

sin c_speranza de alivio , ni de rescate.

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