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(

AD V!l: R

T EN

CIA.

tejarse con Jo que San Pablo d'ice en el

Cap.

Ir.

de su segunda Carta a los

de

Tllesalónica

; no se puede aplicar

sil'l

violencia sino a lo que sucederá inmediata–

mente ánres de la segunda venida de Jesu Christ'!:.. Por rÜdo esto procurarémos ex–

plicar muchas de las Prophecí:ts de este L ibro , de lo que debe preceder al juicio

final ; aunque tambicn pueden representar los sucesos de Jos primeros siglos de la

I

glcsia , Jos que desde cnrónces han ocurrído ,

y

los que habr:í hasta el fin del

mundo. Así vemos que muchas de las cosas que Jesu C hristo vaticinó se miran

y

se interpretan con estos dos respetos;

y

a este ñn nos advirtió San Gerónymo ha–

blando de este Libro ,

que en cat(a w;a de sus palabras se contieueu

muc/10s

sen–

tidos.

No nos detenemos en refutar aquí los sueños

y

delirios de Lutl1ero

y

de

sns sequaces , por lo· que mira a la interpretacion que dan a los nombres

deBa–

bj'lonit.t , de bestia gra1lde

,

de p rostituída,

~ de

Sodoma,

y

de otros que se leen

en este Libro.

N i

tampoco sus fátuas predicciones, que para confusion suya dexa–

ron publicadas acerca de la total ruÍ11a

y

.{exterminio de R oma

y

del Romano Pon–

tificado. Se halla refutado todo esto por \J\ffibres muy dofros

y

piadosos ,

y

sin–

gubrmcnte por el célebre

Boss~c.

Solameñte el o¡}io injusto e implacable que con–

cibieron contra la Iglesia Cath6Iica, pudo

aluci~arlos

para

que

cayek--TI en

tan~

desvaríos,

"!.a

vaticinios

tan

absurdos

y

disparatados , que desmentidos con el .:..ris-

'-

mo suceso han o

1

a

muchos Prorest:mtes de los mas

~oétos

y

moderados a

que se burlen de estas expostciones

y

predicciones de su

prime~l\1.aestro

y

de sus mas

f.;mosos Doél:ores , y a tomar otro camino diferente , por no hacerse tan ridículos co–

mo ellos. La Iglesia ha reconocido este Libro por C an6nico

ya

desde los prime–

ros siglos :

y

aunque en tiempo de los Emperadores Paganos anduvieron los Obis–

pos con alguna .cautela en· su publicacion ; pero luego que respiró la I glesia

y

se

vi6 Jibre de l.f6... persecuciones , fué admitido como Escritura del Ap6sto1 San Juan,

y

leído por los fieles en sus festivi&Cs

·y

)untas solemnes para la comun edifica–

cien.

Esta

Prophccí~~scribl6

en la Isla de Patmos , a donde poé

la

predicacion de

la p alabra de DJos

~r~testimeuio-.,.de

J esu Christo

habia sido desterrado nuestro

Apás~o.l.

San Ircnéo, Eusebio'otros dicen ,

que

esto

ab~ció

en

eJ

Im.perio de

DomiCiano , entre el año de noventa

y

quatro

y

noventa se1s de Jesu Chnsto , pa–

deciendo la Iglesia la horrible tempesrad q

it6 su furor ;

y

esta es la opinion

mas comon

y

recibida entre los Autores E clesiásticos.

Se

Jo mandó escribir el mis–

mo Jeso Cbrisro,

y

de manifestarlo a las siete I glesias principaLes del Asia, a

la

de

Epheso, Smyrna, Pérgamo,. T hyatira, Sardis, Philadelplúa

y

Laodicéa.