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1724

EL APOCALYPSIS DEL APOSTOL S. JUAN.

n erc septem stellas in dextera _el que tiene las siete estrellas en

sua, qui ambulat in medio se-

su diestra,

e-l

qoe anda en medio

ptem candelabrorum aureorum :

de lo¡¡ ;iete candeleros de oro:

2

Scio ope ra tua et !abo-

2

Sé tus obras '

y

tu traba-

rem et patientiam tuam , et jo

y

tu paciencia,

y

que no .pue-

qu ia no n potes sustinere malos: .des sufrir los malos • :

y

que pro-

et tentasti eos qui se dicu nl:

baste a aquellos que se dicen ser

_Apostolos. esse , et non sunt:

Apóstoles ,

y

no lo son:

y

hallás-

et ín venisri .eos mendaces:

telos mentirosos

3 :

3

Ec

patientiam habes , et

3 Y tienes paciencia,

y

has

sustinuisti propter nomen meum,

sufrido por mi nombre,

y

no has

.et n on dcfecisti.

,desfil'llecido.

~

4 Sed ha beo adversum te,

4 Mas teng o contra tí, que

quod charitatem tuam primaQ.l

has dexado tu primera cari-

:reliqui sti.

dad

~.

5 M emor esto itaque unde

5 · Acué rdate pues de donde

excide ris : et age poenitentiam, ( _has caído :

y

a rrepién tete,

y

haz

et prima opera fac: sin utem, "' las prjmeras obras: porque sino, .

.venio tibi , et movebo candela- veng!l a tí

s,

y

mov .,é tu cande-

brum_

tu~,

de

lo.co

suo, nisi

l~ro

de su lugar

6

,

sino te corri-

poenHentlWiio...egens.

, gteres.

por el Espíritu Santo. El Señor los tiene

en su m:mo , porque están sujetos a su im–

p erio ,

y

and.\ en medio de Jos siete c;tn–

delcm s

,

esto es , en

medio

de las siete

l

glesi.ls

, para "er

y

'reconocer

la

luz que

~J

c:1da uno ,

y

cómo alumbr:tn a Jos de–

m as ; si les fa

el aceyte puro de la ca–

riJ.td

,

y

si solo despiden de sí el mal

·'?t

y

humo ingrato de una tC

muerta.

' El

O bispo

de

esta l glesia, segun

to–

das las aparienc· ·..., era entónces

~-

Timo–

t héo, dc5-tinado a

7.obierno por particu–

lar revelacion

del

C1

.q~-

tuvQ

S. P

A~

BLO

p ara

ello.

1 .

7imoth.

:;, ....

14.

L\)s

re–

petidos testimonios que da CS\.C Santo

A póstol

d-e

su Yida irreprehensibl't: y de

sus hc:róyc.1S virtudes son muy suficientes

p ara caoonizarle;

y

esto mismo confirma

aquí

S.

Juan

en

nombre

de

J esu Christo.

'1

Principalmente

a

los H eregcs

y

f.'11-

sos Pcnpht!t::s ,

a

los

que

es necesario so–

brellevar

miéurr:.s dan esperanza de cor–

regirse ; pero en faltando esta dc:ben ser

t r.trados cnn

el may or

rigor , para impe–

dir que

como un l

maligna

pcHc· o

perni–

cios;¡ R-lllgrcn3 no vay'an extendiendo sus

errores, e joEicionaodo

~as

almas.

' H as hablado

y

hecho ver , que su

doél:rina es f:.tlsa y coneraria a la del

Evo.n..

gclio , y

a

las máximas del C hrisri.1nismo.

• La

mayor parte de Jos l mérprercs

cree , que esta queja mira

a

la Jglcsia

de

Ephcso ,

y

no a

la

persona de

S. T i–

mothéo ; m3S las culpas

y

faltas del Pue–

blo se arriboy en al Pastor, el qua!

por

Santo que sea no está exCnro

de

imper–

fecciones

y

de omisiones en el cumpli–

miento

de

su ministerio.

Vean

aqoí los:

Prelados quánta es Ja.,carga que IJ.van so–

bre sus hombros , y't]u3nta es la vigilan–

cia que nccesit{:p para desempeñar las o–

bligaciones

del

cargo que

ICs ha

sido con–

fiado.

Se

ve tambicn por esto , que en

la

12Jr~ia

se había resfriado el primer fervor

~ridad.

J

T. G r.

T«X Ú ,

prontamenu

,

lue...

g o.

6

Quitaré a YUCstra I glesia la luz de

Ja

fe ,

y

la

trasladaré

a

otra parte. Algu–

nos son de sentir, que

S.

Juan prophetiz6

en estaS palabras la traslacion que se hizo

de la preeminencia de la Iglesia de El?hcso

a

la de Constantinopla , que

fn6

dcspues

una,

de

las

quarrp mayores del

O ticnre.