CAPITULO 11.
minibus adversantur;
16 Prohibentes nos Genti–
bus loqui ut salvae fiant, ut
impleant peccata sua semper:
p,ervcnit enim ira Dei super il–
los . usque in finem.
17 Nos autem, fratres, de–
solati a vobis ad tempus ho–
rae, aspeétu, non carde , abun–
dantius festinavimus faciem ve–
stram videre cum multo deside–
rio:
18 Quoniam vo!u jmus veni–
re ad vos : ego quidem Paulus
et semel et iterum ; sed jmpe–
divit nos Satanas.
19
¿
Quae est .enim nostra
:.:
Porque hacen todos los es(uerzos
posibles para impedir que otros entren en
el Reyno de Dios. Luc. W·
p.
2
Los
Judíos
aborrcci~
en general a
todos los orros Pueblos ; mas
entre
ellos
., habia muchos que no contcnt:índose con
acsechar el Evangelio de la salud , aña–
dian a este pecado de incredulidad ,
el
de no poder sufQr que fuese
J
esu Chrisro
anunciado a los Gentiles ;
AElor.z~rr. ~-
13.
con lo qua! ponian el colmo a· sus
iniquidades
y
malicb. Esta consistía , en
que si icnian por cosa
útil
o necesaria el
que los Gentiles se convirtiesen a
la
fe,
dcbian ellos
imitarlos ;
y
sino la renian
por
r.al, debian no envidiarlos ,
y
dexar
de perseguirlos. H abia tambien entre los
Christianos muchos Doél:oraJi Judayzan–
tes con el mismo pensamiento , de que
en
los principios habian estado preocupa–
dos algunos de Jos fieles de Jerusalem,
.AEI.
x
r.
3·
y
pretendían que Jcsu Chris–
to solamente habia muerto por los Judíos,
y
no por los Gentiles :
y
que D ios
no
querb salvar sino a los J udíos , o por Jo
ménos
a
los que se sometían
a
la Ley de
M oysés ;
y
este error es el que combate
principalmt=ntc S. Pablo en varios lugares
de
!>us Cartas , mosrrando q,ue ningun
P ueblo es excluído de
la
salud : 9ue Dios
oo es solamente Dios
de
los .]udlOs , sino
'Tom. ll.
enemigos de todos los hombres';
16 Prohibiéndonos hablar a
los Gentiles, para que sean sal–
vos, a fin de cumplir ellos siem–
pre sus pecados • : porque llegó la
ira de Dios sobre ellos hasta el fi n' ·
17 Mas nosotros, hermanos,
habiendo sido por un poco de
tiempo separa'dos
4
de vosotros,de
vista , no de corazon 5 , tanto n1as
nos hemos apresurado con gl"an–
de deseo para veros en persona:
18 Por lo qua! quisimos ir a
vosotros : y o Pablo en verdad una
y otra vez.
6
;
mas Satanás nos lo
estorbó
7 •
19 Porque
¿
quál es nuestra
tambien de los Gentiles : que quiere Ja
~J.!ud
de los unos
y
de los
orr~:
y
que
Jesu Chrisw se cntreg6
a la mftértc
para
que fuese
el
precio de la redencioo de tO–
dos.
3
l a ruina de Jerusalcm, diez
y
sie–
te afias despues que escribió esta Carta
el Apóstol ; la dispersion
de
es1e pueblo
que durará hasta el fin del mundo ;
y
bs
innumerables calamidades que le sobrevi–
rlieron ;
y
esras calamid,;tdcs son solo un
~~~~n~~~~~/~!~o~~:t:~
0
:eservadas
a
4
Vuelve
a
tOmar
cJ
hilo del discurso
que interrumpió desde el
'!.
15.
Habla
aquí de la repentina partida que tuvo que
hacer de Thesalónica.
Aflor.
xv1
J.
13.
s
D e voluntad;
f>or~uc
su amor le ha–
cia estár sicmpr¿l'con ellos con
el
cspíriru.
6
Estas palabras dan a entender , que
S.
Pablo babia intentado diversas ''eces
•
~~s~i~~~béJ'
3
si~i;~~o~ll:~:í~ed~~~~~:~l
nica.
7
H abiéndome movido varias ocasio–
nes de disputas contra los Epicureos
y
Esróycos que hay
en
Athenas , en donde
al presente
me
hallo.
O
acaso' los Judíos
que habia en Thesalónica scrvi;m de obs–
táculo
al
viage del Apóstol. El
ClU<
Y'–
sósroMo.
l'pp