368 EPISTOLA II. DE S.PABLO A LOS CORTNTIDOS.
tamq uam terrere vos per epi–
scolas :
10
Quoniam quidem episto–
]ae , inq uiunt, g raves sunt et
fbrtes : praesentia autem corpo–
ris infirma , et sermo contem–
ptibilis:
Ir
Hoc cogitet qui eius–
modi est , quia quales su–
mus verbo per episcolas :;tb–
sentes , tales et praesentes
in
faéto.
12
Non enim audemus in–
serere, aut comparare nos qui–
busdam qui seipsos commen–
dant : sed ipsi in nobis nosmet–
ipsos metientes , et comparantes
nosmeti psos nobis.
, .
13 Nos autem non in im–
mensum gloriabimur •, sed se–
cundu!Jl mensuram regulae qu:>
mensus' est nobis D eus , mensu-
prc la primera regla que deben tener_prc–
scmc los Prelados
y
Ministros de la Igle–
sia en el exercicio de su autoridad.
Pretendiendo con mis Cartas gran–
gcarme el concepto de una persona dig–
n a de vcncracion
y
respeto. S.
T HOAfAS.
:a
.Este hombre , decian, que'té-scribe
en un tono de autoridad tan alto , que ha–
ce temblar aun a los mas esforzados ,
es
m uy diferente mirado de cerca ; cuerpo
pequeño, ayre
rústico ,
discurso trivial
y
bárbaro ,
::~:péna.
os3 presentarse delante
de gentes ;
y
así no
tn.y
para
qu~
temer
su presencia
,
como pretende persuadir-
·nos en su Carta. S. Pablo fué pequeño
de estatura ,
y
no muy favorecido en lo·
dotes naturales del cuerpo. Aunque
!\.
lenguagc pareciese despojado de la elo–
qiicncia
y
gracias de
Ja
Acaya ; esto no
obst:lnte estls Canas en que parece no
le dcbi6 ·ningon cuidado el aliño
y
ele–
gancia del estilo , cscl.n llenas de los ma.s
nobles rasgos
de
aquella grande
y
sublí–
me eloqüencia que era propi:1 de un
A.-
n
Ephu.
JY.
7·
os quiero como aterrar por car–
tas
J :
10
Porque en verdad lascar–
tas, dicen algunos •, son graves
y
fuertes: mas la presencia del cuer–
po es flaca,
y
la palabra despre–
ciable • :
1
r E l tal que así siente, en–
tienda, que quales somos en la pa–
labra por cartas estando ausen–
tes , tales seremos en el hecho
quando estemos presentes.
12
Porque no osamos entre–
meternos o compararnos con al–
g unos que se alaban a sí mismos •:
mas medímonos en nosotros mis–
mos,
y
nos comparamo.s a noso–
tros mismos.
"13
.N
esotros pues no nos glo–
riarémo ' fuert. de medida, sino
segun la ledida de la regla con
que Dios
l S
ha medido, medi-
p6stol ;
y
si atendemos en particular a Ja
presente que tenemos entre manos ,
se
,,6
claramente que no ignor:aba las fuentes do
la. eloqücncia.
AucosT.
de D ofl.
~hrill.
Lib.
JY.
Cap.
VI
r.
3
MS.
Dupredadera.
4
Esta es una ironía con
que
reprehen–
de la soberbia
y
arrogancia
de
Jos falsos
Apóstoles. Nos
guardar~mos
muy bien,
dice
,
de comparecer
y
compararnos con
raJes hombres , ni de aspirar a la elevacion
de sos ingenios ·, ni a la grandeza de sus
méritos. Por tanto nos qutd2lllos.dentro
de nosotros mismos , no
crey~odonos
ma–
yores de lo que somos , ni pensando de
nosotros mismos sino conforme a verd.¡d,
y
a
pr~porci?n
de
los
dones que Dios se .
ha
serv1do d1spensaroos. El Texto Grie–
go :
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