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CAPlTULO IV.

dispensatores mysteriorum

D ei.

2

H ic

iam quaeritur ínter

dispensatores, ut fidelis quis in–

veniatur.

3 Mihi autem pro mínimo

est ut a vobis iudicer , aut ab

humano die ; sed neque meip–

sum iudíco.

4 Nihil enim mihi conscius

sum : sed non in hoc iustifica–

tus sum : qui autem iudicat me,

D omious ese.

5 !taque nolite ante tero–

pus iudicare , quoadusque ve–

niat Dominus ; qui et i!lumi–

nabit abscondita tenebrarum,

et

manifesrabit

consilia cor–

di um : et cune laus erit uni\1.\.li-

que a D eo.

·~

6 H ace autem, fratres, trans–

figuravi in me et Apollo pro–

pter vos : ut in nJobis discatis,

ne su¡¡ra quam scriptum est,

l

Lo que debeis creer de nosotros es,

que somos siervos

y

cc6nomos del Padre

de familias , esto es , de Christo , escogi–

dos por él para dispensar sus dones , sus

mysrerios , su doéhina

y

sus Sacramen–

tos a los miembros de

la

misma familia.

S. TuoM.

Lea.

1.

2

En su administr:tcion ; de suerte

que no prefiera su propio

~nterés

al de

su Señor , ni se apropie Jos bienes que

no son suyos.

El

que dispensa los myste–

rios de Dios ,

su doéhina , sus Sacramen–

tos , debe buscar en todo la gloria de

Dios ;

de

lo contrario seri. un usurpador

y

propietario , en vez de ser un fiel admi–

nistrador.

El

GuR.vs6sT.

Homil. x.

J

El

di:, del Señor

es el del juicio.

El

ditt humnno

o del

hombr~

es el tiempo

que precede en esta vida morral.

4

Porque solo D ios conoce

el

fondo

de nuestro t:Qrazon , y encuentra freqilcn–

tcmeme defeél:os que nosotros no conQ–

Tom. il.

pensadores de los mysterios de

Dios'.

2

Ahora lo que se requiere en

los dispensadores es, que cada

qual sea hallado fiel

2

3 En quanto a mí poco me

importa ser juzgado de vosotros,

o de humano dia ' ; pues ni aun

yo me juzgo a mí mismo

4 •

4 Porque de nada me arguye

la conciencia : mas no por eso

soy

justificado

s

;

pues el que me juz–

ga es el Señor

6 •

5 Por lo qua! no juzgueis án–

tes de tiempo hasta que venga el

Señor

7 ;

el qua! alumbrará aun las

cosas escondidas de las tinieblas,

y

Jnaniíestará los designios de los

corazones : y entónces cada uno

tendrá de Dios la alabanza.

6 Mas yo, hermanos, he re–

presentado estas cosas

8

e- ,mí

y

en

Apolo • por amor de vosotros

• o~

para que en nosotros aprendais •' ,

cernas. El CHRYsÓsTOMO

H omil.

zr.

s

No por esto me contemplo esento

de

tor}'l falta.

6

El qua! solo sabe

el

precio

y

el va–

lor de nuestras acciones ;

y

él mismo las

hace buenas

y

dignas de recompensa.

S.

AUGUST.

contrtt P elngimzos.

7

No preveng.:lis

el

juicio del Señor,

el qual pondrá en ciare;.;\\

la

vista de todo

el mundo las inknciones

1

fines

y

desig–

nios que cada uno tuvo

aun

en

el

mismo

bien que obró.

_;!J

8

V éanse los

ft.

4· 5.

y

6.

del Capí–

fiilo precedente.

9

Como si yo mismo

y

Apolo hubié–

umos caído en esta falta de hacernos ca–

bezas de partido.

10

Por excusaros

la

confusion que os

causaria veros nombrados por vuestros

propios Jlombres.

1

'

Por

ene

exemplo de hwnildad

que

o5:

damos.

Lll