CAPITULO XI.
32 Conclusit enim D eus om–
nia in inc redulitate, ut omni um
misereatu r.
33 ¡O altitudo divitiarum sa–
pien tiae et scientiac D ei! ¡qua m
incom prehensibilia sunt iudi–
cia eius, et investigabiles viae
elus !
34 ¿Quis • enim cognovit sen–
sum Domini? ? Aut quis consi–
liadus eius fui t ?
35
¿
Aut quis prior dedit
il–
li ,
et retribuetur ei?
36 Q uoniam ex ipso et per
ipsum et in ipso sunt omnia:
ipsi gloria in saecula. Amen.
' T. Gr.
'T~r
'1rr1Y1«-r , a todos.
tJ
2
Dios ha permitid? que cayesen en
la
incredulidad los dos Pueblos J udío
y
Gentil , para tener ocasion de usar de su
misericordia con entrambos :
y
para
hd–
ccrles mas visible esta &tisericordia , los
coin•enció de la ignorancia
y
miseria en
<,JUC
se halldban.
1
¡O abysmo impcnetr:lble de los the–
soros de la misericordia de Dios , que por
razones que nos son enreramenre desco–
nOcidas ha querido sufrir tan largo tiempo
Jas horribles abominaciones de los
Genti–
les ,
y
al presente quiere sufrir todavía
con tanta paciencia la extraña dureza
y
32 Porque Dios todas
1
las
cosas encerró en incredulidad, pa–
ra usa r en todos de miserico rdia
2
•
33 ¡O profundidad de las ri–
quezas de la sabiduría
y
de la cien–
cia de D ios' ! ¡Quán incompre–
hensibles son sus juicios, e impe–
netrables sus caminos
4!
34 Porque ¿quién entendiÓ
s
la mente del Señor? ¿O quién fué
su
consejero?
•
35 ¿O quién ledió a él prime–
ro,para que le sea recompensado
6
?
36 Porque de él
y
por él
y
en él son todas las cosas ' : a él sea
gloria en los siglos. Amen.
obstina.iaperfidia de Jos Judíos!
4
MS.
¡Quánto son los juicios no entm..
.y:/edl•ros , e las sus carreras non
uguid~ras!
L1s diversas maneras por donde Ue-
ga a executar sus juicios.·
c(iiiJ
s La razon
y
los motivos de los de-
signios de Dios.
.
6
¿Quién podrá hace.r alarde de haber
.)merecido la misericordia de Dios por
su~
méritos
y
buenas obras , pretendiendo
que Dios debe rCC(!mpens.ule de justiciA?
S.Auc
d~ V~rb.
Apost. Serm. x v1. Cap .TI.
7
Todo lo que hay en la naturaleza o
en la !Vacia suyo es:
por
él nos viene ,
y
sin él nada subsiste. S.
B.&.uuo.
"'
Sap. rz.
1.3.
I.rat'.
xL.
1.3.
r. Corinth. rr.
16.
c-API T ULO XI
1. .,.
Exhorta a los R omanos n que renuncien a la vanidad del siglo
,
y
se con–
sagren a Dios
,
y
a que
110
s~
engrian ipor los do11es recibidos
,
sino que
ordenando t odas las cosas al bien comuna semejanza de los miembros del
cuerpo, se empleen en hacer bien aun a sus mismos enemigos.
I
Ü bsecro itaque vos , fra–
tres , per
misericordian1
Dei ",
"' Philip.
1y .
t8.
Y
así r uegoos , her–
manos , por la misericordia de