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16

LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES.

45 P ossessiones et substan–

t ias vendebant , et dívidebant

illa omnibus prout · cuique opus

era t.

46 Quotidíe quoque perdu–

rantes unanimiter in Templo , et

frangentes circa domos panem,

sumebant cibum cum exultatio–

ne et simplicitate cordis ,

47 C ollaudantes D eum , et

h abentes g ratiam ad omnem ple–

bem. D ominus autem augebat

qu i salvi fierent quotidie in id–

ipsum.

una sola voluntad. Todos poseían lo de

rodos ;

y

desterrado así el amor

ptOj?io

del corazon humano , que es la

raiz~c

rodos los males , imitaban

la

vida de los

Angeles en la tierra. CnRYSOsT.

in A Ba.

I-fom. vr

1.

1

Principalmente a las horas dcsrin:l–

das para

la

oracion ;

y

aunque se juntasen

ya en esta, ya en a9Jclla casa para cele–

brar sus

Agapes,

o para

par~cip:u

del Eu–

carístico Sacramenro , no por eso dexa–

ban de concurrir al T emplo a Jas horas

:tcostumbradas.

2

Como se empleaban en hacer bien

a todo el mundo ,

y

por otra parte ha–

cian una vida irreprehensible , no es de

extrañar que se arrebatasen hácia sí la

:uencion

y

enimacion de todos.

3

T . Gr.

ó

€,

x.~e>;o' 11"~cr,.ni.&c-t -r~u~ at.~l;;G­

p.t~vs ~-&' ~.ulp:u T~ fu-M,.r~

,

y

el Señor

nñadia cada din n. la. lg!esi.-z aquellos

g_ue habian dt•

u r

.salvos.

L a gracia a

bu~-

45 Vendian sus posesiones

y

. haciendas ,

y

repartíanlas a to–

dos conforme la necesidad de

cada uno.

46 Y diariamente persevera–

ban de un á nimo en el T emplo':

y

partiendo el pan por las casas,

tomaban la comida con aleg ria

y

sencillez de corazon,

47 Alabando a Dios ,

y

ha–

llando g racia ·COn todo el pue–

blo •. Y el Señor aumentaba

ca~

da día los que se habian de sal–

va r en esta unidad

3 •

dante que habia derramado eL E spíritu

Santo sobre aquellos primeros , no podia

ménos de producir frutos copiosísimos en

sus corazones ;

y

por consiguiente se au–

mentaba cada dia mas

y

mas el

reb:~.ño

de

J esu Christo , entrando por la Fe

en la

sociedad de zm mimw cuerpo.

De donde

resulta , que solamente la unidad de la

l glcsia es la

qu!

puede dar segura con:_

fianza de poder llegar a la salud. ¡Dichosos

tiempos por cierto los primitivos de la

I glesia , en que el comun de los .fieles de,–

xaba que envidiar aun a los que al presen–

te hacen profcsion de haber renunciado al

mundo

y

a sus vanid:1des ! ¡Dichosos dias

en los que todos los Christianos

,

no per–

diendo de vjsra los votos

y

promesas que

habian hecho a Dios en su bautismo

,

se

aplicaban a cumplir con el mayor esmero

h s obligaciones que habian contraído,

creyendo que eran peculiares y propias

de

to~os

los

b?utizad~s !

.

1