CAPITULO
nr,
21
diciendo a Abraham:
Y
en'
tu¡¡~
nage serán benditas todas las fa–
mi lias deJa tierra.
cens ad Abraham
a :
Et in semi–
ne tuo benedicentur omnes fa–
rniliae terrae.
26
Vobis primum Deus su–
sci ta ns Fi1ium suum, misit eum
bcned·icentem vobis, ut conver–
tat
se
unusquisque a nequitia
sua.
$U
f.-.milia naceria el Christo , por quien
vcndria a todo el mundo
la
bendicion
y
Ja
yracia de su con,•ersion.
J'ero esta bendicion
y
esta gracia
mira principalmente a vosotros
,
como a
pueblo escogido
y
privilegiado suyo. Bien
es verdad que habcis crucificado a este
a Gmes. xrr. 3.
26
Dios resucitando a su
Hi- ·
jo,
os
Jo ha enviado primeramen–
te a vosotros para que os bend i–
ga , a fin de que cada uno se con–
vierta de su maldad •.
mismo que envió el Padre E terno para
bencleciros ; mas todo lo que os pide al
presente es , que os convin ais a
él ,
des–
poj:lndoos de toda vuestra antigua malicia
y
corrupcion. ¿Q uién no admirad. la fuer–
za de esta nueva eloqiiencia en la boca de
un pobre
y
rudo Pescador ?
•
CAP 1 T •U LO 1 V.
•
A la predicttcior'de San Pedro se convierten cinco mil personas. Pren–
den a los dos A póst91es
,
y
los exáminan con ocasion de la curacion
del coxo. R espueua de Pedro al Co11citio. D espues de haberlos puesto
en libertad, oran
y
reoihe1¡ nuevas señales del Espíritu Santo. S e des–
cribe Ja singular cm·idad qne exercitaban los Christianos unos c01¡ otros.
1
Loquentibus autem iUis
ad populum, supervenerunt Sa–
cerdotes et Magistratus Tem–
p!i et Sadducaei,
2
Dolentes quo<i docerent
'
Los Sacerdotes
y
Jos Phatiséos eran
de contrario ,sentir que los Saducéos en el
punro de la resurreccion de los muertos.
Los primeros la creían ; los segundos
la
negaban. Con todo eso los vemos aquí
unidos para perseguir a los discípulos del
Señor, mirando
la
exhortaeion de S.
Pe–
dro.y de S. Juan como un insulro que se
hac1a
a
la Religion de los Judíos. Dexán–
dose.cada uno llevar de la pasion que
le
dommaba ,
y
¡in
hacer
caudal de
Jo que
1
Y
estando ellos hablan–
do al pueblo, sobrevinieron Jos
Sacerdotes
y
el Magistrado del
Templo
y
los Saducéos •,
2
Doliéndose porque ense–
•
•
creía
1
hicierOn cansa comun para op<r
nC65e a la verdad que condenaba la
creencia de los unos
1
y
descubría la cor–
rupcion
y
mala volunrad de los otros.
Ef
Magistrado del Templo ,
que
en
G riego se
Jlam:~ : '
>e.st'"~Y''
TV iteV,
era el·
ComandJnte
de
la T ropa
que
estaba
dcsrin:tda para la custodia
y
defensa
del Templo. Unos quieren que fue–
se
un
Leviu ;
otros Soldado Ro–
mano.
•