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214

EPISTOLA DE S. PABLO A LOS ROMANOS.

34 ¿ Quis est qui condem-

34 ¿Quién es ·el qtJe conde-

net ? Christus Iesus, qui mor- naiá ? J esu Christo es, el que mu-

tuus est, immo qui et resurre-

rió, y aun mas el que resuci tó ,el

xit, qui est ad dexteram Dei,

que está a la diestra de Dios,

qui etiam interpellat pro no- el que t ambien intercede por no-

bis.

sotros.

35 ¿Quis ergo nos separabit

35 ¿Pues quién nos separará

a charitate Christi? tribulatio? del amor de Christo '? tribula-

an angustia ? an fames? an nu-

cion? o angustia ? o hambre? o'

ditas ? an periculum? an perse- desnudez

2

? o peligro? o perse-

cutio? an gladius?

cucion ? o espada '?

36 Sicut scriptum est : Quía

36 Así como está escrito •:

propter te mortificamur tota die:

Porque por tí somos entregados a

aestimati sumus sicut oves occi- la muerte caqa día : somos repu-

sionis.

tados como ovejas en matadero.

37 Sed in his omnibus su-

37 Mas en todas estas cosas

peramus propter eum qui dile- véncemos por aquel

s

que nos

xit nos.

o

amó.

38 Certus sum enim , quía

~8

Por lo qua! estoy ciérto,

neque mors , neque vi ca , neque

que ni muerte s , ni vida , ni

An-

Angeli, neque Principatus, ne-

<

geles, ni Principados, ni Virtu-

'

y

la regla

de

toda justicia ,

dec1ara

por

inocentes a sus eScogidos dcspucs de ha–

berlos purificado de todo pecado, ¿quién

-Osará acmarlos?

¿Y

quién los condenará,

habiendo muerto por ellos J esu Christo?...

S.

AGUST.

de D oflrbt. Christ. L ib.

JTI.

Cap.

111.

advierte , que estos dos

9*·

se

deben leer

y

pronunciar de est.t manera:

¿Quién ncli..Saf'á a

los escogidos de D iosl

¿

bios que

los

Justifica?

¿Y

quién

los

Con–

dc'1If1?

¿

Jesu C'hristo

,

que ha muerto

,

que

tambien hn 'f'esucitttdo

,

que epá a la dt!–

recha

de

Dios

,4fjite int¡¡ccwle

por ndso–

t ros?

Esta Jeccion hace mas claro

el

senti–

do ,

y

le dá aun mayor foerza.

r _El

A

pósrol habla aquí eq

la

persona

de Jos escogidos , los quales

saldr:í.n

,"fc–

roriosos de rodos los ataques

que

experi–

mentarán de

tod:~s

parres , no por su pro–

pia

fuerza, sino por la virtud omnipoten–

te de aquel

que los

ha

amado

de

roda eter–

nid':ld.

.a

MS.

D esnuednt.

3

¿D e

los Tyraoos que nos persiguen

todos los dias hasca quitarnos la vida por

cama de la Religion.? S.

JuAN CHR.YSOST.

~Psalm.

z L TIT. 23.

Este verso se

J-;be ieer entre parénthesis :

y

a

la le–

tra se entiende de la persecuciou que

sufrieron

los

Macabéos de

los

Seleu-

cidas.

'

s

Por

la

virhld de aquel que nos

ha

amado de toda eternidad,

y

por su a–

mor.

6

N i

ei

temor de la muerte ,

ni

el

amor de

la

vida , ni Jos Angeles malos, ni

los

Príncipes de Jos demonios , ni las Po–

testades del i»undo ,

ni

los tormentos que

nos hacen sufrir al presente ,

ni

los que

nos pueden hacer padecer en

lo

venidero,

ni

la

fuerza , ni todo lo mas terrible

y

fu:–

ncsro que puede su.ccder

a

los hombres,

aunque todo el mundo se re\luelva de alto

a

baxo , nos podrá.... Estas palabras

uta.y

cit>rto

,

deben considerarse con relacion a

Jos predestinados en arencion

a

la

inf:dibi..:

Jid:td de su predestinacion : siendo ram–

bien cierto por orra

parte ,

que el hombre

miénrras vive

no

puede saber sino es por

divina revelacion , si es digno de amor o

dcodio.Eccl.Iz

.

t.

Véase el

Conciliode

Trmt. Ses.

VI.

Cal'·

.z11.