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EPISTOLA DE S. PABLO A LOS ROMANOS.
34 ¿ Quis est qui condem-
34 ¿Quién es ·el qtJe conde-
net ? Christus Iesus, qui mor- naiá ? J esu Christo es, el que mu-
tuus est, immo qui et resurre-
rió, y aun mas el que resuci tó ,el
xit, qui est ad dexteram Dei,
que está a la diestra de Dios,
qui etiam interpellat pro no- el que t ambien intercede por no-
bis.
sotros.
35 ¿Quis ergo nos separabit
35 ¿Pues quién nos separará
a charitate Christi? tribulatio? del amor de Christo '? tribula-
an angustia ? an fames? an nu-
cion? o angustia ? o hambre? o'
ditas ? an periculum? an perse- desnudez
2
? o peligro? o perse-
cutio? an gladius?
cucion ? o espada '?
36 Sicut scriptum est : Quía
36 Así como está escrito •:
propter te mortificamur tota die:
Porque por tí somos entregados a
aestimati sumus sicut oves occi- la muerte caqa día : somos repu-
sionis.
tados como ovejas en matadero.
37 Sed in his omnibus su-
37 Mas en todas estas cosas
peramus propter eum qui dile- véncemos por aquel
s
que nos
xit nos.
o
amó.
38 Certus sum enim , quía
~8
Por lo qua! estoy ciérto,
neque mors , neque vi ca , neque
que ni muerte s , ni vida , ni
An-
Angeli, neque Principatus, ne-
<
geles, ni Principados, ni Virtu-
'
y
la regla
de
toda justicia ,
dec1ara
por
inocentes a sus eScogidos dcspucs de ha–
berlos purificado de todo pecado, ¿quién
-Osará acmarlos?
¿Y
quién los condenará,
habiendo muerto por ellos J esu Christo?...
S.
AGUST.
de D oflrbt. Christ. L ib.
JTI.
Cap.
111.
advierte , que estos dos
9*·
se
deben leer
y
pronunciar de est.t manera:
¿Quién ncli..Saf'á a
los escogidos de D iosl
¿
bios que
los
Justifica?
¿Y
quién
los
Con–
dc'1If1?
¿
Jesu C'hristo
,
que ha muerto
,
que
tambien hn 'f'esucitttdo
,
que epá a la dt!–
recha
de
Dios
,4fjite int¡¡ccwle
por ndso–
t ros?
Esta Jeccion hace mas claro
el
senti–
do ,
y
le dá aun mayor foerza.
r _El
A
pósrol habla aquí eq
la
persona
de Jos escogidos , los quales
saldr:í.n,"fc–
roriosos de rodos los ataques
que
experi–
mentarán de
tod:~s
parres , no por su pro–
pia
fuerza, sino por la virtud omnipoten–
te de aquel
que los
ha
amado
de
roda eter–
nid':ld.
.a
MS.
D esnuednt.
3
¿D e
los Tyraoos que nos persiguen
todos los dias hasca quitarnos la vida por
cama de la Religion.? S.
JuAN CHR.YSOST.
~Psalm.
z L TIT. 23.
Este verso se
J-;be ieer entre parénthesis :
y
a
la le–
tra se entiende de la persecuciou que
sufrieron
los
Macabéos de
los
Seleu-
cidas.
'
s
Por
la
virhld de aquel que nos
ha
amado de toda eternidad,
y
por su a–
mor.
6
N i
ei
temor de la muerte ,
ni
el
amor de
la
vida , ni Jos Angeles malos, ni
los
Príncipes de Jos demonios , ni las Po–
testades del i»undo ,
ni
los tormentos que
nos hacen sufrir al presente ,
ni
los que
nos pueden hacer padecer en
lo
venidero,
ni
la
fuerza , ni todo lo mas terrible
y
fu:–
ncsro que puede su.ccder
a
los hombres,
aunque todo el mundo se re\luelva de alto
a
baxo , nos podrá.... Estas palabras
uta.y
cit>rto
,
deben considerarse con relacion a
Jos predestinados en arencion
a
la
inf:dibi..:
Jid:td de su predestinacion : siendo ram–
bien cierto por orra
parte ,
que el hombre
miénrras vive
no
puede saber sino es por
divina revelacion , si es digno de amor o
dcodio.Eccl.Iz.
t.
Véase el
Conciliode
Trmt. Ses.
VI.
Cal'·
.z11.