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CAPITULO VIII.

tens in sirnilitudinem carnis pec–

cati, et de peccato damnavit

peCcatum in carne,

4 Ut iustificatio Legis irn–

pleretur in nobis, qui non se–

cundurn carnem ambulamus, sed

secundum spiritum.

5

Qui enim secundurn car–

nero sunt , quae carnis sunt sa–

piunt : qui vero secundum spi–

r itum sunt , quae sunt spiritus

sentiunt.

6

N am prudentia carnis,

mors est : prudentia autem spi–

rirus , vita et pax.

7

Quoniam sapientia car–

nis inimica est Deo : Legi enim

))ei non est subieéta ; nec enim

potest.

a

8

Qui autem i¡ carne sunt,

Deo placere non possunt.

9

Vos autem in carne non

est is , sed in sptlttu : si ta–

men Spiritus D ei habita.t in

vobis.

Si quis autem

Spin~

Christi non habet , hic non est

eius.

Verdadera c..une ,

y

semejante a

1a

de los pecadores , aunque sin pecado.

2

Y

para expiar

el pecado ,

y

mere–

cernos la gracia de evitarle. Otrosí por

el

pecado que vino al mundo por

la

rrans–

gresion de nuestros

primeroJ~~padres

,

des–

rruyó el pecado en la carne de Jesu Chris-–

to, a quien condcn6 a morir por nosotros.

S. LEo

de P ass. D ombz. Serm.

~viTT.

Y

C::~p.

V L

6. dexó dicho,

que nuestro hom–

bre viejofué crucificado juntamente con él.

3

Para que cumpl.<lmos fielmente los

preceptos de la Ley .

4

Porque siendo esclavos de su con–

cupiscencia , aman

y

encuentran su gusto

en los bienes de la tierra ; mas los que son

animados del Espíriru de Dios , solo gus-

1:an de las cosas espirituales

y

de su Ley

6aota, que

e~

roda espiritual.

Tom.ll

.

a su Hijo en semejanza de carne

de pecado

1

,

y del pecado don–

denó al pecado en la ca rne',

4

Para que la justificacion de

la Ley se cumpliese en nosotros,

que no andamos segun la carne,

sino segun el espíritu ' ·

5

Porquelosquesonsegunla

carne, gustan de las cosas de

la

carne: mas los que son segun el

espíritu , perciben las cosas que

son del espíritu •.

6

P orque la prudencia de la

carne, es muerte :mas Ja pruden–

cia del espíritu , es vida y paz

s.

7

Porque el saber de la ca r–

ne es enemigo de Dios

6

:

puesto

qu,r no está sujeto a la Ley de

Dios

;

ni tampoco puede.

8

Mas los que

viven

segun la

,.carne, no pueden agrada r a D ios

7.

9 Y

vosotros no .

es~

en la

carne, sino en e l

espíri~:

si

8

es

que

el

Espíritu de Dios mora en

vosotros

9.

Mas el que 'no tiene

el Esp.íritu de Christo , este tal

no es de

él.

s

~1

amor

de los bienes criados dá la

muerte

a

los que cst:ín posddos de

él :

el

amor

de

Dios

y

de su Ley d:í la vida

y

la

~az.

Prudencia, esto es ,

afeBo , sabor.

Porque el amor de las cosas de

la

carne declara

la

guerra a D ios.

7

Como Jo¡._,vasal

(:¡'

que se rebelan

contra su Soberano no pueden csta.r en su

gracia.

a

T.

Gr.

ti

1

:n~ ,

si u

que;

que tambicn

pul:de traducirse

puesto que

....

9

Esto lo dice , porque aunque Jos

fie-–

les de R oma, que eran con los que habl:t–

ba , hubiesen recibido el Espíritu Santo en

el bautismo ; esto no obstante podia algu–

no de ellos haber perdido

la

gracia ,

y

ha–

berse retirado de él el Espíritu de Dios.

J>ucs no se·opone a la santidad de aquella

Iglesia que hubiese alguno enfermo en

etla~

Dd