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CAPITULO

VI.

20!

re, ut obediatis concupiscentiis

eius.

13 Sed nequeexhibeatis mem–

bra vestra arma iniquitatis pec–

caco : sed exhíbete vos Deo,

tamquam ex mortuis vi ventes :

et membra vestra arma iustitiae

Deo.

14 P eccatum enim vobis non

dominabitur: non enim sub le–

ge estis , sed sub gratia.

r5 ¿Quid ergo

?

¿ pecca–

bimus , quoniam non sumus

sub Lege, sed sub gracia? Ab–

sit.

16 ¿Nescitis • quoniam cui

exhibetis vos servos ad obed ien–

dum , servi estis eius, cui obe–

d itis , sive peccati ad mor–

t ero , sive obeditionis ad iusli–

tiam ~

• Y

como

tal expuesto a toda

i.:~

r–

rupcion

y

miseria.

El

cuerpo es como

el

asiento

y

morada de la concupiscencia;

y

los miembros del cuerpo son las armas de

9-?C:

se sirve para combatir contra el cs–

pmru.

t. •

La c_oncupiscencia permanece en

el

hombre aun dcspues del Bautismo : mas

no reyna en

él ,

a no ser que el hombre

ze haga nuevamente su esclavo , obede–

ciendo vohmrariarhcn·rc a sus deseos dcs-

;rr~gl$~~:i·éndose

de ellos cdtno de instrc–

rncntos para praéticar obras de justicia

y

.de piedad.

4

Estais

baxo

de

laLry.Estceracles~

~tado

del Judío carml , que esperando

so~a·

mente de sus preJpias fuerzas elcumplimien–

to de b Ley,

y

careciendo del espíritu de

amor , que es solo el que la hace cumplir,

quedaba sien•o del pecado,

y

sujeto

~

la

rnaldicion pronunciada por la Ley

;

por–

q ue o la quebrantaba abiertamente , o si

t1

l omm.vrrJ.

34·

¡¡.

Petr.

¡¡,. ,

I?•

Tom.ll

.

~al

' , de modo que obede1.cais a

sus ·concupiscencias

2

13 Ni ofrezcais vuestros miem–

bros al pecado por instrumentos

de iniquidad: mas ofrecéos a Dios,

como resucitados de los muertos:

y

vuestros miembros a Dios , co–

mo instrumentos de justicia

3 •

14 Porque el pecado no os do–

minará : puesto que no estais ba–

xo de la Ley, sino de la gracia •.

15 ¿Pues qué? ¿ peca rémos, •

porque no estamos baxo de la Ley,

sino baxo de la gracia ? No lo per–

mita Dios•.

16 ¿No sabeis que a quien os

ofreceis por siervos pa ra obede–

cerle, sois siervos del mismo,

a

quren obedeceis

6 ,

o del pecado

para muerte , o de la obediencia

-¡ara justicia

1

~

la

observaba , era a semejanza <!e un escla:

vo por el temor del castigo.

Estar baxo

de la

gracia

e~

observar

la

Ley por este

espíritu de amor , que es propio de los hi–

jos ,

y

que Dios derrama en los corazones

por los méritos de Jesu Christo. Este es el

esrad(!l; del verdadero Christiano :

este~~

de Jos justos del Antiguo Testamento.

Pues aunque estos viviesen en tiempo de

la Ley , no vivian debaxo de la Ley,

~ino

debaxo de la gracia , viviendo de la fe,

fundando toda su esperanza sobre los mé–

ritos del

Mesda~rom~:.Wo

,

y

sirviendo

a Dios por

amo~

s Hemos sido llamados a

1a

libertad:

mas no para abusar de esta libertad , en–

tre~ándonos

licenciosamente a las obras de

la carne.

G a!trt. v.

13.

·

6

MS.

Siqttier de pecado.... Siquirr de

obedimimto.

1

7

No podeis tener mas qne un Señor,

y

este scrft el que vosotros escogiereis. Si

cscogeis el pecado, sercis esclavos del pe--

Ce