ADVERT E NCIA.
vino Maestro, que se acomodaba a la condicion
y
necesidad de sus oyéñtcs. Pero si
alguno insiste en que quando el Santo Ap6srol dice en esta
y
en otras Cartas que so...
mos justil"icados por la fe sin las obras , excluye no solamente las obras de la Ley , si–
no cambien otras qualcsquiera, nos conformamos desde luego con su diél::í.mcn , siem4'
prc que sea en el sentido en que lo afirma S. Pablo1 La
justiñc.lcion
se toma de dos
moJos en las Escrituras. En primer lugar ser justificad? es ser hecho justo de peca–
dor e impío ; lo que sucede en un momento·sin algunos méritos de obras que hay:m
precedido. Es verdad que a esta justificacion ha de acompañar un movimiento libre de
nuestra
voluntad
para creer en Jcsu Chrisro ,
y
para arrepentirnos de la vida pasada;
y
este movimiento ha de ser excitado por el Señor. De esta justificaeion habla
el
San-•
ro Apóstol , siempre que dice que el hombre es justificado,
y
viene a la
~alud
sin las:
obras , esto es
1
sin el mérito de las obras ; y de esta misma se ha de entender , quan..o
do en la presente Cart:l afirm:l que ningunas obras , ya se:m de la n:ttur:lleza ,
ya.
de
Ja.
Ley , merecen
1:1.
justificacion ,
y
que en esta parte son iguales los Gentiles
y
los
Judíos; por lo que inútil
y
vanamente se
gloria~an
los unos de sus obras naturales
1
y
Jos otros· de bs de b Ley. Y por .,esto los Theólogos con Santo Thomás afirman,
que b primera gracia siempre es cfeao de la pura misericordia de Dios. Hay otra jus–
tificacion, mediante b
qua1
1
despues de re 'da la fe , adelantamos
y
aprovechamos
en la justicia ;
y
justi~
s gratuitamente por la fe , nos justificamos
·mas ~
mas por
medio de ella. De esta se dice' n
el
Apocalypsls
'
:
El que es justo
,
justifíquese
mm:
t'l S.-mto, sm¡tÍfíquesc
mm: y para esta se requieren las obras ; bien entendido
1
que
estas h:1n de ir acompañ:J.das de
la
fe
y
de la gracia de Dios , <]Ue por su infinita
mi–
scricordi:l quiso que por este medio mereciésemos la salud. AsJ se leen en las Cartas
y
Escritos de los Ap6stoles muchas expresiones , que prometen la salud
y
la vida
eterna por premio, galardon
y
recompensa de lOS
<Qi.JCobran bien. Y así por las obras
que hiciéremos en gracia ,
y
acompañadas de fe , merecemos la salud
y
la justifica–
cion ,
tOm:~da
en este segundo sentido. Los J udíos pues creían deber su voca–
cion a la fe ,
y
su justificacjon al mérito de las obras iegalcs ;
y
no podian tolera(
que los Gentiles fuesen ,. tridos al Evangelio
1
si al mismo tiemp\ no hacían pro–
fcsion de la misma Ley ,
y
de las mismas ceremonias que. ¡1ilgaban poder conciliarse
con el Evangelio. Y S. Pablo les hace ver , que todos
1
sin excepcion de Judíos
y
Gentiles , estaba1T sujetos a la ley del pecado
?
y
que por consiguiente les era ne–
cesaria la fe "de Jesu Christo
1
y
su misericordia para reconciliarse con Dios. Mez–
cla algun:l cosa toc:mre a la vocacion. de los Gentiles ,
y
al abatimiento de los J u–
díos : d.í. admirables insrrucciones sobre las costumbres ,
y
sobre el modo con que
debemos sufrir
y
disimular las flaquezas de nuestros hermanos: :
y
por último coa.-