I08
LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES.
genus hominum inhabitare su–
per universam faciem terrae,
definiens statuta tempora , et
terminas habitationis eorum,
27 Quaerere Deum , si fo rte
attreétent eum aut in veniant,
quamvis non longe sit ab uno–
quoque nostrum.
28 In ipso eni m vivimus, et
movemur , et sumus : sicut et
quidam vestroru m P oetarum di–
xerunt : lpsius enim et genus su–
mus.
29 Genus ergo cum si mus
D ei , non debemus aestimare au·
ro et argento aut lapidi, scul–
pturae artis et cogitationis ho–
mlnls , Divinum esse simile.
30 E t tempora qu idem hll–
ius ignorantiae despiciens Deus:
nunc annuntiat homin ibus ut
~mnes u~ique
poenitentiam a–
gant.
3 r Eo quod statuit diem,
in quo iudicaturus est orbem
in aequitate , in
viro
,
in quo
statuit , fidem praebens
om~
nibus , suscitans eurn .a mor–
tuis.
32 Cum audissent auteoo;;re–
surreétionem mortuorum , qui–
dam quidem irridebant, quidam
vero dixerunt : Audiemus te de
hoc iterum.
el rigor de su cólera e ind'ignacion
eh
el
di:-.
en que
ha de venir a juzgar a todo el
mundo segun justicia , por medio de un
Hombre a quien dió esta potestad;
y
por
prueba de ella le hizo resucitar de entre
los muerros. S.
PABLO
no dixo aquí
de un
l10mbrl" Dios,
ya porque los Athenienscs
no se hallaban en est:1do de comprehender
este mysterio, ya tambien porque
la
po-
ellinage huma no, para que habi–
tase en toda la haz de la tier ra , se·
ñalando el órden de los tiempos,
y los términos de su habitacion ',
27 Para que buscasen a Dios,
si por ventura lo pudiesen tocar
o hallar , aunque no está léjos
de cada uno de nosotros •.
28 P orque en él mismo vivi–
mos ,
y
nos movemos,
y
somos:
como dixeron tambien algunos
de vuestros Poetas : Porque de
él tambien somos linage.
29 Siendo pues linage deDios,
no debemos pensar que su Divi–
nidad es semejante a oro o pla–
ta o piedra, labrada por arte o
industria de hombre.
~o
Y Dios disimulando Jos
tiempos de esta ignorancia , de–
• nuncia ahora ' a los hombres que
todos en todo lugar hagan peni-
tencia.
~
31 Por quantQ"jj¡¡, establecido
dia , en el qual ha de juzgar al
mundo segun justicia, por aquel
varon que habia determinado,
dando certidumbre a todos, resu–
citándole de entre los muertos.
32 Y quando oyeron la re–
surreccion de los muertos , los
unos hacían burla, y los · otros
dixeron : Te oirémos otra vez so·
bre esto •.
testad de juzgar al mundo le fué dada en
Clllidad
de
hombre;
y
como tal vendrá a
juzgar a los vivos
y
a los muertos.
•
JvlS.
De las moranzas.
~
MS.
M aguer que
él
uo un. lueune
de cada rm de uos.
3
T . Gr.
?r4UI,
a todos.
4
Este discurso produxo diferentes
efcél-os en los ánimos de Jos oyenrcs. Unos