CAP~TULO
IV.
cumque feci : ¿numquid ipse est
Christus ?
30 Exierunt ergo de Ci.vita–
te , et veniebant ad eum..
31 Interea rogabant etJm di–
scipuli, d icentes : Rabbi ,. man-
duca.
·
32 Ille a utem die! eis : E go
cibum habeo manducare ' quem
vos nesci tis.
._
33 D icebant ergo discipuli
ad inv icem : ¿Numquid aljg_uis
attulit ei manducare?
-34 Dicit eis I esus : Meus ci–
b us est ut faciam ·voluntatem
eius, q ui misit mt!, ut
perfi~iam
opus eius.
.35 ¿Nonne vos dicitis , guod
adhuc q uattuor menses sunt, et
tnessis venit ?
Ecce
dico vobis:
L evate oculos vestros , et vide–
te regiones • ; quia albae sunt
iam ad messem.
36 Et qui metit , mercedem
tas cosas he hecho : -¿por ventn–
ra es este el Christo '
?
30 Salieron entónces de la
Ciudad, y viQieron a
él.
31 Entre tanto rogábanle sus
discípulos , diciend0 : Maestro;
come.
3 2 Díxoles Jesus: Yo
Jallo
_pa ra comer un manjar ; que
vo~
sotros no sabeis ".
33 Decían pues los
discípu~
l<i:j unos a otros : ¿Si le habrá
traído alguno de comer?
34 Díxoles J esus: Mi comi–
<;la es que haga la voluntacl del.
q~
me envió, y que cumpla su
obra.
35
¿N o decís vosotros, que
aun hay qu atro meses hasta la.
siega
3
? Pues yo os digo : Alzad
vuestr<l6 ojos, y mirad los cam,
pos ' que están ya oJancos para
segarse.
.
. 36 Y el que siega , recibe jor-
~
E l Señor no solamente llenó de su
gracia
y
de su fe el corazon de.. esta mu–
ger , sino de prudencia
y
de sabiduría. Si
hubiera llegado ,
y
en voz desentonada
y
gritando hubiera dicho 'a sus C iudadanos:
V enid corriemio a ver el Chr
· ·
se hu–
bieran burb do de ella ,
JF
con razon
,
co–
mo de una muger que hablaba de cosas
superiores a su cbndicion ,
y.
cuya vida
era licenciosa ,
y
dcmasiadamcnte conoci-
da de todos para que la creyesen
y
cscu~
chasen. N o dixo así , sino :
Venid a ver
tm
l10mbre que
me /1a
dicho todas las
co–
sas que he hec/10.
Con cuyas palabras los
convidó ,
y
les di6 una idea de que sal–
drian a ver un gran Propheta. D espues no
les dixo abiertamente que este era el C hris–
to , sino que para empeñarlos a que reco–
J1ocicse_n por sí mismos una verdad , de
q ue ella estaba y a convencida , como du–
d osa ,
y
consultando con ellos les
pregun~
f Ó:
¿Si será este el
~1essías
quf'.')esperamos?
n M atth.
I X .
37· L Hc. x.
2 .
T om. I.
S.
C H RYSOST.
in Ioann. H omil.
XXII~
S.
C Y RIL.
in
Ioann.p ng.
I93·
2
.En el
p.
34·
explica el Señor qual
era su alimento ; esto es , h:tcer la volun–
tad de su Padre ,
y
.~umplir
su obra
,1
pa–
ra la qual le habia eifviado al mundo, que
era
trabajar por la salud de los hombres.
E mónces estaba empleado en ella ; Csto
es , en la conversioñ e instrucci<Jn de los
~
Siquimitas : mas los Apóstoles lo ignora-
ban.
.
3
.Esto es , no acostumbrais
a
decir .,...
vosotros :
todavía faltan quatro meses
!Ja.rJa la siega.
Lo que era como un pro–
verbio f.1miliar entre los J udíos para dar
a
entender que un.. osa no corria priesa ,
y
que habia tiempl' ara disponerla : mas el
Señor dió
a
entender
a
sus discípulos , que
estaba ya en sa;;tn una siega espiritual
que renian que
hit
r ; esto es ,
la
conver-
sion de
~ .
eb!' s ,
y
en particular la
de
los ] ud10s.
HOMAS
-in
Ioann.