CA:PJTULO IV.
mes magna in omni" terra:
26
Erad nullam illarum mis–
sus esr Elias, nisi in Sarepta Si–
doniae ad mulierem viduam.
27
Er • multi leprosi erant
in l srael sub Elisaeo Propheta:
et nemo eorum mundatus est ni–
si Naama n Syrus.
28
Et repleti sunt omnes in
Synagoga ira hace audientes.'
29 Et
sur rexerunt, et eiece–
runt illum extra Civitated! : et
duxerunt illum usque ad supe r–
cilium montis , super quem Cí–
vicas il!orum erat aedificat\!), ut
praccipitarent eu1n.
•
30
I pse autem transiens per
medium illorum, ibat.
3 '
Et ,.descend it in Caphar–
naum Civitatem Galilaeae , ibi–
que docebat illos Sabbatis.
32
Et ' stupebant in doél:ri–
na eius , quía in potestate erat
sermo ipsius.
33
Et • in Synagoga erat ho–
rno habefis daemonium
inlmun–
dum , et ·exclatnavit voce ma–
gna ,
~
t
T. Gr.
yu ,
u.JY,
NumtÍ1t.
Con. es–
tos cxcmplos de personas extrañas , con
quienes empleó D ios su misericordia , les
dió
a
entender que su orgullo los hacia
indignos de recibir b.s gracias, que
concc-~
dia abundanrcménte a los otros pueblos,
l)orque como
ob~erva
S.
AMI~OSIO,
Dios
.oo
~ni
ende
al País , sino al. corazon del
hombre :
y
su gracia no es como un dere–
cho que se debe a la naturaleza, sino que
es el objeto
y
el
precio de nuestros de–
seos. En esté lugar el adverbio
1tisi
se po:–
nc en lug.1r de
la
conjuncion
srd
adver–
sativa ; porque
N
aamin no era del núme–
ro
de los leprosos de Israel.
%
En esto vino a }>arar
l~dmiracion
de hambre por toda la tierra :
26 Y
no fué envi ado Elías
a
-ninguna de .ellas, sino a una mu–
ger viuda de Sarepta en Sidonia,
27
Y
muchos leprosos había
en Israel en tiempo de Eliséo Pro–
pheta : y no
fué
sanado ning¡'o
de ellos,sino Naamán 'de Syna.
28
Y
fueron en la Synagoga
todos llenos de saña oyendo esto.
29
Y
levantáronse ,
y
echá–
&>nle fuera de la Ciudad : y Jle–
váronle hasta la cumbre del mon·
te, sobre el qual estaba edifica–
d'} su Ciudad , para despeñar–
le •.
30
Mas
él
pasando por me–
dio de ellos, se retiró ' .
31
Y
fué a Capharnaum Ciu·
dad de la Galiléa ,
y
allí les en-
señaba en los Sábados.
'
>
32
Y
maravillábanse de su
doél:rina , porque era con po·–
der su palabra •.
'33 Y
había en la Synagoga
un hombre poseído de un de–
monio inmundo ,
y
exclamó en_.
voz alta,
y
recomcnd<tcion que ántes hacian de su
~abiduría
y
doéhina.
,
. 3
O
hacié
ndoseles invisib-le",
come-~
érccn unos ; o
dex:í.ndolos suspensos
e
in–
moblcs , como siente
S.AMBROSIO
Orat.
C011t·r.
Au."t:eutium
,
dando Con esto a en–
tender, que
el
haberse entregado despues
a
l~muerrc
, no fué por necesidad, sino
por un efcélo de su voluntad. SAN
AM–
BROSIO.
4
Sus discursos rlcnos de magestad
y
de fuerza movían los corazones de 'lo¡
oyentes ,
y
hacían que respetasen a Dios,
admirados
y
csp:Ia1tados de oírle hablar dC
aquella ntiA"lera. Pues se mostrab:t como
el eñviado de D ios ,
y
~Maestro
del
Ciclo.
a
Iv.Rrg.v.
q ..
b
M alllt.ry.13. Marc.I.'l i. e M atti1.VII.28.
d
M arc.I.'lJ.
Thm.L
.
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