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SAN LUC AS.

sus in Ierusalem , et non cogno–

verunt parentes eius.

44 Existimantes autem

il–

lum

esse

in comitatu , ve–

nerunt iter diei , et require–

bant eum

ínter cognatos , et

notos.

.f5 Et non invenientes , re–

gressi sunt in Ierusalem , requi–

rentes eum.

46 Et faétum est , post tri–

duum invenerunt illum in Te!ID

plo sedentem in medio Doéto–

rum , audiéntem illos , et inter–

rogantem eos.

47

Stupebant autem omnés,

qui eum aud iebant, super pru–

dentia, et responsis eius.

48 Et videntes admirati sunt.

Et dixit mater eius ad

illlilffi:

Fi–

di , ¿quid fecisti nobis sic ? ecce

pater tuus et ego dolentes quae–

rebamus te.

49 Et ait ad illos : ¿Quid est

~uod

me quaerebatis? ¿Nescieba–

tts quía in his, quae Patris mei

sunt oportet me esse?

1

T . Gr.

b

lt~t ~yrll Í<»~<P, ~ ~ ,u.h~e

cUTV ,

y

1W

le echó ménos J ouplz

,

ui .m

(~dadre.L

1.

En el Templo

:

o en el pórtico de

Jos Israelitas que estaba al descubierto,

como se puede colegir de BARUC ,

y

de

los Escritores Thalmúdicos : o a la puerta

oriental del Templo , como siente A

vAs

M oNTANO

in TraE!. Sanhedrin. Cap. x

T.

o en la Sy nagoga principal , que estaba

vecina al Templo ,

y

se comprehendia en

su recinto exterior.

3

En esta ocasion quiso que se des–

cubriese una pequeña &mella de su di–

vina sabiduría.

Y

esto pasrhaba a ro–

dos , admirando en sus preguntas

y

res–

puestas una sabiduría

,

que no

alcanz.:~.ban

lo¡

m.:~.s

:mcimos

y

exercitado5 en Ja Ley.

sus en J erusalem, ·sin que sus pa–

dres • lo advi rtiesen.

44 Y creyendo que vendría

con los de la comitiva, anduvie–

ron camino de un dia, y buscá-·

banle entre los parientes, y en–

tre los conocidos.

45 Y como no le hallaron,

volviéronse a Jerusalem , bus–

cá!·idole.

46 Y acaeció , que despues

de tt\!s días le hallaron en ef

Templo • sentado en medio de

los Doétores , oyéndoles ,

y

.pre¡f)ntándoles.

47 Y pasmábanse t<Jdos los

que le oían de su inteligencia,

y

de sus respuestas

3 •

48 Y quando le vieron mara–

villáronse •. Y dlxole su madre:

Hijo, ¿por qué lo has hecho asl

con nosotros? mira como tu pa–

dre y yo andábamos buscándote

llenos de afliccion

5 •

49 Y él les respondió : ¿Por

qué me buscabais? ¿No sabíais,

que me conviene estar en la co–

sas que son de mi Padre

6

?

"

4

J

oseph

y

María quedaron sorpren-

didos, quando le vieron sentado en mc...lio

de Jos Doétores , sin cornprchcndcr

el

mysterio.

·

'-'

s

.

¡Dichosas almas que buscan así a Jc-.

su Christo , penetradas rodas de d9Jor,

quando

reme,~

haberle perdido ,

y

dádofe

motivo de alejarse de ellas

,

a Jo ménos

por algun tiempo l El que buscare al Se–

ñor con una humilde contricion decora–

zon , figurada por el dolor de la ·Santa

V írgen

y

de San Joseph , lo hallará segu–

ramente.

6

La autoridad de los Padres tiene sus

límites

;yen

estas palabras di6 a entender

Jcsu

Chris¡",

que se debe renunciar a todo

afcélo , a tOdo respeto de carne

y

de san–

gre , quando se trata del negocio de

Dio$.