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nba n su espíritu, para que obedezca n
á
la divina vocacion .» l'.uo
de
e~os
e ·trnordiuarios penitentes
filé
sin duda el biena\·e nt u–
rado Porres . .
Se ignora de qué modo se mortificaba mientras estuvo en e l
siglo, pern no debe dudarne de que se mortificaría; puesto qLte
era tan dedica do
á
orar,
y
que practicaba las <lemas vi rt udes.
A mas de esto, sus penitencias excesivas, qesde su ingreso en la
religion, suponen que
ú
lo menos· practicaba algunas de ante–
mano . J;¡cferirc las que constan del proceso,
y
que Dios per mi–
tió
qnc se supiesen fuera de las que ignoramos.
Jamás se cubrió la cabeza,
y
tanto en el estío como en el iu–
-vierno, cuando sa lia del convento, llevaba el sombrero colgado
sohre la espalda. Y si de este modo adoraba
á
Dios cou el mas
prnfu udo respeto, consideráudolc p:·esentc
á
sus acciones ó im–
rloranclo su asi:;tencia, tambieu toleraba
In
mol esta irnpresion
de las dos rigornsas estaciones. P rivaba del mismo modo
i:
lo..;
de mas sentidos de cu<: nto pudi era halagarlos. Por· eso se dco–
preciaba con frecuencia, llamándose perl'o :uulato,
y
r epeti:t
!os <lemas improperios qne ie decian los religiosos impacientes
á
qu ienes servia
y
medicinaba; y se infiere cuál seria su atilda–
miento para mortificar el olfqto
y
gusto por el siguiente suceso .
Enfermó fray Auclres Ulloa ele hidropesía , segun el. coucepto
de !os módicos,
y
r esolvieron extraerle el agua contenida en
el vientre, punzat1do la cavidad. Mas
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salió liquido claro
y
en mucha copia, como s11cccle er casos semejantes; sino un rna–
terinl aunque fluid0, pútrido
y
tau hediondo, que obligó
á
to–
dos los circunstantes, como
á
fray Ma rtín, á-ta parse la nai'ice,;
y
_volver
a
un Indo el i·ostro; y como,
ú
mas de la fctiuez , todo
el liquido solo llenase un va>o,
infiero que la hidropesía seria
enquistada, ó que tal vez se equivocarian los médicos, supon ien–
do hidl'opesía, lo que solo era un tumor enquistado, que por
la rgo t iempo co ntenia ese material ya degenerado . Sen de esto
lo que fuere, fray Thfortiu se reprendió interiormente en él mis–
mo momento, por su delicada inmortificaciou,
y
bebiéndose
todo ei inm undo
y
asqueroso material, sabo reó con él su lengua
y
pa ladar.
Estas pasageras mortificaciones del gusto
y
olfato, eran acom–
pañadas de otra habitual
y
perpetua, cual era la privacion, ja–
más interrnmpida, de toda carne )' pesc·ado,
y
la observancia
del ayu no
á
pau
y
agua por todo el afio, excepto en los dias de
·Pascua y grandes festiv idades de Jesus, -de la Virge n
y
santo3
de su ,órden . Comía en esos dias con suma parsimonia, una so–
la vez y ucas ó camotes, que son raices indígenas,
ú
otro ,·ege–
tal en caldo aguado,
y
un pedazo de pan. l\Ias desde el Jueves