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Jrncia i11visilile, para que nadie turliase e} dulce reposo de su
amado siervo, ni interrumpiese los íntimos y familiares colo–
quios con que Je honralia.
Es verdad, que muchas veces no se acuerda el alma de lo que
entendió, desde que es aliismada en ese piélago de luz;
y
que,
en otras, ó no se le permite comunicar lo que se Je revela ; ó no
puede declararlo, por faltar en todo idioma palabras adecuadas
para expresar lo que comprende; pero tambieu es cierto que,
en esos maravillosos éxtasis, suele Dios comunicarle luces es–
peciales, no solo para
ver
con mas claridad y con nuevas cir–
cunstancias las verdades que fijan su atencion, sino tamliien di–
versosolijetos, infundiéndole nuevas especies,
y
taL vez revelán–
dole sucesos prósperos ó adversos que deberian ve)'ificarse en el
pueblo que habita, ó en otro diferente. Y, si, como es muy pro–
bable, comunicó Dios
á
fray Martin arcanos semejantes, no solo
nos habria sido utilísima su manifestacion, sino tambien habriau ,
comprobado la' legitimidad de esos portentos. Pero Dios, que
permitió tan notable descuido, porque así convendria para su
gloria, nos ha dado el consuelo de que dichas maravillás fuesen
visibles
y
públicas, para que, admirándolas, le tributemos afee ..
tuosas alabanzas; porque levantó
t't
su siervo del poivo de la tier–
ra, para colocarle entre Jos príncipes de su corte celestial, d4ln–
de reinará con él eternamente.