DE PHOCION.
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se ha de desesperar. Vos , Phocion , añadió
cogiéndole las manos con ternura : vos, por
lástima de vuestros infelices Conciudadanos,
impedidles que perezcan. Sed nuestro Li–
curgo. ¿Por qué no hareis en Arhenas hoy
el mismo milagrv,.que él hizo en su tiempo
en L acedemonia? ¿H,,nraríamos hoy
á
este
L egislador,
á
quien ha debido la Grecia seis.
siglos de prosperidad , como al mas sabio
de los hombres , si no hubiera tenido valor
de violentar
á
los Lacedemonios en favo.r
de la justicia, y buenas costumbres? Imitad
su exemplo por la salud de Athenas : no es–
tá aun apagada la virtud en todos los cora–
zones. Hablad. ¿Qué es preciso hacer?
La
amistad de Nicocles os favorecerá. Yo no
temeré
1.ospeligros. Aun hallareis , como
Licurgo , treinta Ciudadanos capaces de se–
guiros. Pero nada os rnueve. ¿Os contiene
vuestro respeto
á
unas leyes, que ya no exis–
ten? ¿Temeis usurpar un derecho . . . ?
No, querido Aristias, le respondió
Phocion. Bien sé que no es tirano aquel, que
no se usurpa la autoridad breve, y transito–
ria, mas que para restablecer, afirmar, y
asegurar la
1
ibertad pública. Quando reyna
la
ley ,
debe obedecer todo Ciudadano; pe·
ro quando por su ruina la Sociedad esní di–
suelta , puede hacerse l'viagistrado : queda
todo Ciudadano revestido del poder, que
M
2
le